Capítulo 39.

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"No temas, soy tuya..."

JENNIE KIM.

—Bien, aquí podremos hablar con más calma —suspiró—. ¿Por qué crees que pasó algo con Nayeon?

Me eché el cabello hacia atrás, —Por nada, Lisa. No quiero dar explicaciones sobre eso.

—Yo las quiero, Jennie. No te he dado motivos...

—Espera —levanté la mano—. ¿Que no me has dado motivos? ¿estás de coña, Lalisa? no hace nada me dijiste que sí te habías besado con ella, no jodas.

—Eso ya pasó, y fue mucho antes de siquiera tener algún contacto intimo contigo, Jennie, por Dios —abrió sus brazos, exasperada—. Yo a la única chica que quiero es a ti, métetelo en la cabeza.

—Es difícil cuando no haces sino coquetearle a Nayeon, la miras y la miras, es que creo que... sí te gusta.

Abrió los ojos como platos, —¿Nayeon? ¡por Dios, Jennie!

—Ella tiene más experiencia que yo en esto.

—A mí no me importa su experiencia. ¿Crees que estoy contigo solo por el sexo?

—¿No es por eso? —me crucé de brazos, juzgándola con la mirada—. Mira, Lisa, no sé lo que quieres exactamente de mí, pero yo estoy harta de los juegos y harta de que siempre quieran hacerse las víctimas, porque no lo son. Y sí te gusta Nayeon...

—¡Y dale con la misma mierda, que esa chica no me gusta. Deja de ser tan terca! —gritó.

—Y a mi no me importa, te lo repito. No me interesa saber sí le gustas o si a ti te gusta, yo acabé con eso.

—¿Sí? —caminó a paso lento, hasta posarse a centímetros de mí—. ¿Y por qué estás aquí?

—Para hablar —respondí.

—¿Para hablar, Jennie? no, tú estás aquí por otra cosa muy distinta —me tomó la mano y la ajustó sobre su ropa, donde se mantenía su pene duro—. Eso lo provocas tú, no Nayeon ni nadie, ¿sabes por qué?

—¿Por qué?

—Porque es a ti a quien deseo, en quien pienso. Me pones mal, cuando no te tengo algo dentro de mí cambia. Y Jennie, yo te quiero encima de mí, porque dentro ya estás.

Pasé saliva cuando Lisa empezó a frotar su mano contra mi cintura, era cuidadosa con eso, pero en sus ojos <<los cuales estaban oscuros>> se podía ver el claro deseo que emanaba de su cuerpo.

Gemí cuando nuetros cuerpos hicieron contacto, se acercó a mis labios y con sus dientes atrapó el mío. Lo hizo de manera lenta y seductora, robándome más de un quejido al ser tan brusca en eso.

Me ponía verla en esa faseta, Lisa tenía momentos en los cuales podía lucir tierna, incluso amable, pero otros <<como este>> en los cuales no parecía ni la mitad de aquella chica que mostraba a sus amigos o a las personas. Sino que era otra muy diferente. Y podré sonar masoquista, pero estando con ella en una cama, me gustaba el trato que me daba.

Como su cuerpo encajaba con el mío en una buena danza de rompecabazas, no teníamos que usar más, nosotras eramos suficientes pero al mismo tiempo, nunca nos cansábamos

Amando La Terquedad De Tu Alma. (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora