"Tienes que aprender las reglas del juego y después jugar como nadie".
✟Albert Einstein✟
NARRADOR OMNISCIENTE.
Y como era de esperarse, Jennie sintió aquella mirada. Una miel, llena de lujuria, la cual Jennie creía que era otra cosa, pero no escondía nada más que eso. Unas ganas terribles de hacer más que mirarla.
Y entonces, Jennie abrió los ojos, topándose con los de Lisa. Se movió incómoda en su asiento y rogaba por dejar de ser mirada de aquella manera tan penetrante. No sabía lo que tenía, pero haría que Lisa la dejara de mirar; sin saber que aquello era prácticamente imposible.
Volvió a cerrar los ojos pero fue en vano.
Una sensación más que de emoción, fue una irreconocible, el ambiente entre ellas dos se sentía pesado, de alguna u otra manera, a Lisa le estaba gustando eso, y a Jennie también. Muy en el fondo, le gustaba ser observada de aquella manera.
Pero la mente de Jennie era tan limpia, que jamás creyó que podía ser mirada de una manera tan pervertida, por eso mismo, creyó que Lisa sencillamente estaba mirándola de otra forma.
Pero esa mirada veroz, no era simplemente de amistad.
—¡Amén! —ni siquiera se dieron cuenta de que había terminado, ambas se seguían mirando.
Jaemin le dio con el codo a su hermana, haciendo que aquella volviera a la realidad, y un leve sonrojo se instalará en sus mejillas. Desvió la mirada, planeando en toda la noche ni siquiera mirar a Lisa.
Y no quería hacerlo más.
Todos se sirvieron y en silencio comenzaron a comer, silencio que no duró mucho, ya que empezaron a hablar y hacer preguntas sobre sus familias. La primera pregunta provino de Tom. Capturando al atención de los Manoban, menos la de Lisa.
—¿Por qué se mudaron a este pueblo? Hastings es una universidad muy poco conocido —opinó Tom.
—Sí, pero fue por unas amistades que lo conocimos, vinimos de visita una vez y nos agradó. Sin duda es un lugar muy hermoso —alagó Allen.
Lisa rodó los ojos otra vez. Ellos no merecían saber la verdad de porqué habían decidido irse fuera de la ciudad, era mejor así.
—Creímos que jamás se mudarían —habló Maud—. Tardaron mucho.
—Sí, es que las habitaciones debían ser remodeladas —ese fue Marco.
Jennie sintió otra vez la mirada de Lisa, pero la pasó por alto, no quiso ni siquiera mirarla de reojo. Tomó una cuchara de la rica comida de su madre y la metió en su boca, sin dejar de tener las orejas paradas, escuchando todo atentamente.
Mientras que a Lisa se le importaba una mierda.
<<¿Por qué no me miras, Jennie?>> se preguntó Lisa en su mente.
—¿Y... son muy acercados a Dios? —se atrevió a preguntar Tom.
—Sí —afirmó Allen—. Somos muy acercados a Dios.
Mentira. Pensó Lisa.
Pero como poco o nada le importaba opinar, lo pasó por alto. Siguió comiendo, sin prestar atención.
—¿Cuántos años tienes...? —por fin levantó la mirada hacia Tom.
—Diecinueve —respondió sin mucho interes.
—Oh, vaya, ¿qué estudias? —se interesó.
Algo dentro de Tom no terminaba de llevarse bien con Lisa -agregando los tatuajes y el piercing en el labio- no terminaba de gustarle aquella chica y la manera en la que miraba a su hija. Dado que sí se había dado cuenta, de como la miraba, y de como se mordía el labio cuando eso pasaba. Tom no era tonto, siempre estaba al pendiente de sus hijos.
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Amando La Terquedad De Tu Alma. (Jenlisa)
RomanceJennie Kim era la famosa y muy recatada hija del pastor, claro, famosa por lo hermosa y recatada porque nadie se podía acercar con malas intenciones. Siempre ha sido muy cuidadosa y ordenada, tanto así, que sabe lo que quiere hacer en diez años a fu...