Capítulo 2.

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"La mejor manera de librarme de la tentación es caer en ella".

✝︎Oscar Wilde✝︎

NARRADOR OMNISCIENTE.

Era la última caja para bajar, la familia Manobal estaba agotada, creían que no iban a terminar nunca, tenían desde muy temprano trayendo cajas a la nueva gran casa. Y sí que era grande, incluso, la más lujosa de todo el pueblo.

Las hermanas Manobal estaban fastidiadas, Lisa algo más que Minnie, ella aborrecía todo lo que tuviese que ver con mudanzas.

La hermana menor estaba cansada por temas de movimientos, pero, por un lado, Lisa estaba agotada porque la hicieron alejarse de lo que ella consideraba buenas amistades mientras que a sus padres les desagradaban.

Lisa se encargó de bajar sus trofeos o medallas y alguna que otra cosa, lo demás ya estaba en la casa, por lo mismo, no le puso esfuerzo lo demás.

Tenía una clara idea de como iba ese pueblo; todo era muy religioso, absolutamente todo, y si había algo que Lisa odiaba, eran las religiones. Detestaba con toda su alma que esas personas se detuvieran en la puerta de su casa a tocar todos los malditos domingos, justo cuando su cama se sentía más caliente y más cómoda.

Se dio la oportunidad de echar un vistazo alrededor y percatarse de que todo estaba en silencio, no había nada que interrumpiese la tranquilidad de aquel pueblo, perfectos jardines, hermosos lugares y luces por todas las calles.

—¿Te molesta el lugar? —preguntó Minnie, haciendo que su hermana despertara de todo pensamiento y le prestará atención.

—Dejé a mis amigos, obvio que me molesta. Quería quedarme en la ciudad, ¡pero no, nos vinimos a meter en un maldito pueblo! —casi gritó abriendo sus brazos con algo de enfado.

—No es tan malo, mira que silencio y es tranquilo, sabes que todo es por nuestro bien —declaró Minnie.

—Ni que fuéramos narcotraficantes Minnie, ni que bien, ni que nada. Vinimos aquí porque mamá quería «Acercarse a Dios», a un ser que ni siquiera existe —expresó.

Lisa se consideraba a sí misma la oveja negra de la familia, ya sea por diferentes sucesos que ocurrieron en tiempos pasados.

—Mamá necesitaba sanar, Lisa. Tienes que por lo menos una vez en tu vida —la más pequeña dio un paso al frente enojada con la pelinegra—, olvidarte de ti y ser menos egoísta, deja tus molestias, las malditas drogas no te iban a traer nada bueno, y agradece que te sacamos de ese puto mundo a tiempo, deja tus ñoñerías y tu egoísmo, por una jodida vez en tu maldita vida, Lalisa.

Con eso último agregado entró a la casa, Lisa asintió y soltó un suspiro.

Lisa tenía dos años más que su hermana, pero ella misma a veces aceptaba que Minnie tenía conductas más maduras que ella.

Lisa dejó salir el aire, sin querer, su mirada cayó en el hermoso jardín de los Kim, solo pudo ver una luz ser apagada, a diferencia de otras casas, esa había quedado en total oscuridad. Negó con la cabeza restándole importancia y tomó una última caja que había afuera y cargó con ella, ignorando a sus padres y entrando a su habitación.

Le tomaría tiempo arreglar todo aquello, pero lo haría, colgaría sus medallas y sus trofeos. Se dejó caer en la cama hecha polvo. Mañana sería un nuevo día, comenzaría una nueva vida, con nuevos amigos y nueva universidad. A penas era su segundo año y podía sentir ese camino interminable.

Amando La Terquedad De Tu Alma. (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora