Capítulo 14.

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"...Imagino su dulce voz susurrando todas esas cosas sucias a mi oído".

David Sant

NARRADOR OMNISCIENTE.

—Lo intenté, Lisa. Pero no pude amarte.

—No pudiste —rebufeó—. Esa no es la verdad, Irene. No quisiste, esa es la puta verdad. Me utilizaste, me hiciste creer que estabas enamorada de mí.

—Tú fuiste quien insistió con esto.

—Porque creí que dejarías a mi hermano, pero jamás te creí capaz de tanto. ¿No que me querías? me lo prometiste, lo hiciste cuando estábamos en una cama, entre las sábanas —se deshizo Lisa—. Yo... ¿Por qué, Irene?

Los ojos de Lisa estaba tan rojos de lo mucho que había llorado, el dolor de su alma no se podía expresar con palabras. Le rompía el mil pedazos el corazón, y era un dolor que no quería sentir mas. El dolor de la traición.

Al saber que la mujer que ella consideraba como el amor de su vida, nunca sintió lo mismo por ella, y le estaba sacando en cara que su hermano era mucho mejor.

—Tenía buen sexo contigo —dijo la otra, con algo de descaro, pero al mismo tiempo, seriedad.

Lisa abrió los brazos, —Conmigo Sexo y con Bambam amor.

—El no me daba lo que tú en ese ámbito —dijo sin más.

—¡Eres una descarada, una cínica! y me lo dices en mi cara, no vales nada, Irene —se llevó la mano a la barbilla—. Y me alegro de que Bambam te haya dejado, porque no das para mucho.

—¿Debería de sentirme culpable? tú sabías que tú hermano estaba enamorado de mí desde el primer año —le dijo, mirando a Lisa, sin ninguna clase de pudor.

—¡Yo no lo sabía! y tú me hiciste quedar como la mala del cuento, yo no tenía ni puta idea de que Bambam estaba enamorado de ti, me vine a enterar cuando tú y yo nos habíamos dado nuestro segundo beso, y...

—Y seguiste con ello —sonrió con malicia—. Porque te gusto, porque te pongo como ninguna otra mujer, porque conmigo tienes lo que con nadie, Lisa.

Lisa negó, repetidas veces.

—¿Qué tengo contigo? ¿miseria, lágrimas, tristeza? no, Irene, eso no es vida. No tengo nada contigo —sus fosas nasales se dilataron—. Te quise.

—¿Me quisiste? no, Lisa, me sigues queriendo.

—¡No, ya no. Mi hermano está en una maldita depresión por nuestra culpa!

—¡Está así por ti! —le gritó de nuevo, Irene—. Está así porque te metiste con su novia, y a ti no te va a creer. Nada de lo que digas será válido, te va a odiar.

—No, no lo hará Irene. Créeme que no.

—¡Sí, lo hará. Porque en cuanto salga y diga que tú me obligaste a hacer todo esto... —rió sin humor—, todo se acabará para ti, Lalisa!

—Eres una...

—Soy todo lo que tu quieras —le cortó—. Todo. Pero cuando estábamos en la cama era como ninguna. Bambam me daba amor, y tú sexo, Lisa. Un buen sexo, que no me molestaría en repetir.

—Te destesto. Maldigo el día en el que te conocí. Porque él me podra odiar, pero tu vas a vivir el resto de tu vida, sabiendo que no tendrás a ninguno, ni a Bambam ni a mí, Irene. Te vas a pudrir sabiendo eso. Una persona como tú no tiene ni el más mínimo derecho de saber lo que es amor. Deseo que te enamores de alguien como tú.

Amando La Terquedad De Tu Alma. (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora