Extra-4.

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JENNIE KIM.

—¡Jennie, dile a Jaemin que no me moleste más! —gritó Rosé, desde la sala—. ¡Siempre que vengo me dice que vengo me quita mi almohada!

—No sé para qué los invito a comer si se van a estar matando, y Rosé, esa almohada es de mi hijo —le dije desde la cocina.

—Como si fuera mía, soy hija de ustedes —respondió.

Rodé los ojos y regresé a la sala, ya con una bandeja y todo listo para ver la película, aunque esta película sería sin Lisa.

Habíamos quedado que queríamos todos juntos para un jueves, ver una película, pasarla bien y gastar nuestro tiempo en algo que no sea trabajo. En este caso, no me tomó por sorpresa que Lisa estuviera trabajando.

Lo hacía casi siempre que teníamos estos momentos con nuestros amigos, la entendía, su trabajo era importante, pero la misma discusión la había tenido con ella un día antes.

Así como de importante es el trabajo, asimismo es la amistad que tenemos con ellos y el tiempo de calidad que quiero que pase conmigo. Para nuestra mala suerte ninguna se puso de acuerdo y nos fuimos enojadas. No era algo que solíamos hacer.

Mucho menos ignorarnos en la mañana, sabía cuanto deterioraba el matrimonio y lo llevaba a la quiebra antes de siquiera haberlo empezado bien. Lo que antes se resolvía en dos horas, ahora tarda días, y eso me fastidiaba, creaba una sensación de frustración en mi interior.

No quería hablarlo con nadie, no hasta hablarlo con Lisa, quería guardar todo lo que tenía para confesarle lo mal que me hace el hecho de que me ignore de esa manera, representa un tipo de dolor emocional que no me gusta experimentar.

Así que al momento de llegar a casa, pidió disculpas, que no estaría y se marchó con Caleb. Fueron sus palabras, y eran las seis de la noche y ella aún no daba indicios de aparecer. Solo envió un mensaje diciendo que estaba bien junto al bebé.

Quizás estaba en casa de sus padres, cosas que no me sorprendería.

—¡Oye, regrésame eso! —Rosé le arrebató la almohada a Jaemin.

—¡Te voy a denunciar por maltrato! —exclamó.

—¿Maltrato? —Rosé se mofó—. Pero maltrato animal, ¿no?

Solo pude sonreír, aquellos dos me hacían reír con sus cosas, pero Jisoo no estaba sonriendo, ella me observaba como si en el fondo supiera lo que pasa conmigo. Yo rechacé todo rastro de pensamientos en mí y me enfoqué en la película.

Las horas siguieron pasando, hasta que llegó la noche y estábamos de nuevo allí, mirando una nueva película que duró menos que la anterior. Al terminarla, Jaemin y Rosé se dirigieron a la cocina, a preparar algo, pero yo no tenía ganas ni siquiera de ponerme de pie.

Estaba desanimada, no quería pasar este día lejos de mi esposa, quería tenerla cerca, pero eso parecía representar todo un reto el día de hoy.

—¿Me vas a contar que te ocurre o lo adivino? —inquirió Jisoo, quien fue que se quedó ahí conmigo.

—Nada —respondí mirando los créditos de la película.

—Te creería si no te conociera, ¿problemas en el paraíso?

—Tal vez —murmuré—. No lo sé, las cosas no están fáciles, pero quiero primero hablarlo con Lisa.

—Me siento tan cansada, Jisoo —dije después de un largo silencio. Las palabras me pesaban, como si cada una fuera un ladrillo que llevaba encima.

Jisoo me miró con esa mezcla de preocupación y paciencia que siempre tenía para mí. No era de presionar, pero sabía cómo sacar las palabras que me ahogaban.

Amando La Terquedad De Tu Alma. (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora