Capítulo 41.

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"Si buscas la perfección nunca estarás contento".

LALISA MANOBAN.

—Lamento mucho el comportamiento de Nayeon —se excusó el director frente a
mis padres y frente a mí—. No sé como ocurrió ni el porqué; pero será severamente castigada por sus malos actos, los cuales no son ni serán apoyados por mí ni por su madre.

—Espero que tengan más control, dado que al tal parecer y disculpe si lo ofendo, su hija es una obsesiva, abusiva sin una pizca de respeto. Expuso la vida íntima de mi hija y levantó falsas calumnias de Jennie —reprochó mi madre— Definitivamente, no puedo esperarnada bueno de aquí.

El director se veía algo inquieto, la situación no le gustaba. Y es que luego de esto, estaba en amenaza dado que si llegaba a los oídos del ministerio, puede y es muy propable que lo multen. Cosa que no es tan grave, pero puede causarle un expediente y no le conviene ahora mismo.

También cabe decir que su hija ha hecho que mucho de los padres renuncien a la idea de tener a sus hijos en esta universidad, y yo soy una de ellas. Aunque soy mayor y decido que hacer, mi madre cree que la mejor opción es que ya no estudie más aquí.

Y no tenía mucha cabeza para pensar en eso, sinceramente, lo único que pasaba por mi mente ahora mismo, era Jennie. No habían pasado ni tres días y ya me moría por ir a buscarla. Jisoo le comentó a Rosé que sus padres querían retirar la ayuda que brindaban a la universidad. Eso enfureció mucho más al director, porque gracias a las ocurrencias de su querida hijita; todo se vio manchado.

También Rosé averiguo como se encontraba Jennie, y según las palabras de Jisoo, no estaba tan mal. Y no sé que me dolía más, si saber que yo no podía avanzar o que ella lo hiciera con tanta facilidad.

Se nota quien quiso más.

—Lo que la Señorita Manoban quiera, así se hará —dijo el director, espantando mis pensamientos.

—Quiero que su hija desmienta todo, y que dé una disculpa pública —tomé una pausa, pensando en Jennie—. Ella no se merece nada de lo que Nayeon le hizo.

—Eso lo sé, y prometo que así será. Ella dara una disculpa pública, no sólo a Jennie, sino también a ti, Lisa —contestó.

—Pues eso es todo. Con permiso —abrí la puerta y salí para tomar aire fresco, aquella oficina me asfixiaba.

Justo cuando iba a ir a mi casillero a sacar mis cosas porque si de algo estaba segura, era que no quería permanecer ni un minuto más en la universidad que me terminó de arruinar un poco de mi nueva vida, me encontré con Jisoo y Doyeon. Me giré para hablar con ellas.

—Chicas —las llamé. Ambas se acercaron sin problema.

—Hola, Lisa —saludó Jisoo con una media sonrisa algo triste.

—¿Cómo te encuentras? —preguntó Doyeon.

—Bien, pero necesito un favor de ustedes —chasqueé la lengua—. Me iré de la universidad, ya no puedo estar aquí. Es... exasperante.

—No te vayas por algo que causó Nayeon, estoy segura de que ella tendra que pedir perdón por sus actos —supuso Jisoo.

—Lo hará, pero tengo que entender que Jennie no me quiere ni ver —sonreí, aunque fue más para aligerar el ambiente—. Y lo acepto, agradecería que le dieran esto —le tendí el anillo. Doyeon lo tomó, echandola un vistazo-. Diganle que es de ella, que lo queme o lo eche al mar, quemando los momentos que vivimos. Pero no me puedo quedar con él.

—Jennie no está muy bien, sí, es cierto, nos dice que no puede sentirse mejor. Pero ella no se ve feliz, Lisa —confesó Jisoo.

—Nadie lo está, prometo irme antes de que ella regrese a la universidad, ya no me verá más —señalé hacia mi casillero—. Denle eso, y confírmenle que no volveré a este pueblo.

Amando La Terquedad De Tu Alma. (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora