Capítulo 11.

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"Escoge un amante que te mire como si fueras magia".

Frida Kahlo

NARRADOR OMNISCIENTE.

Jennie al otro lado, pensaba en todo lo que había pasado con Lisa en aquel baño. Estaba en una hermosa alberca, disfrutando de un sol maravilloso, no tan fuerte para su piel. Pero en vez de estar pensando en lo que comería después, estaba pensando en Lisa. Habían pasado días, demasiado rápido para ella.

Se paraba, caminaba, se volvía a sentar. Estaba muy inquieta.

Era un sube y baja de emociones. Cuando recordaba ese día, era como si volvier a vivirlo. Sentía su perfume, cuando enterró su cara en el cuello de la morena. Jennie sentía todo, el como su mano subió por su pierna y apretó de una manera que hizo que los pezones de Jennie se endurecieran. Cosa que jamás le pasó y si ocurrió fue por el frío, no porque alguien lo provocó.

Y se avergonzaba cuando recordaba sus jadeos y su pequeño gemido.

Cuando la aprisionó y Jennie sintió aquel duro en esa parte de su cuerpo. Pero lo que todavía no podía parar de preguntarse era el porqué Lisa tenía pene. Eso no era normal, o eso creía la más baja.

Se mordía las uñas, y no entendía el porqué le latía tanto esa zona baja. Quería calmar los dolores que se instalaban en esta cuando pensaba en Lisa. O los malos pensamientos pero se le era imposible.

Lisa había llegado a su mente y no podía parar.

Recordaba cada detalle. Como su mano era tan suave, su piercing, su tatuaje. Tenía que despejarse, pero no lo estaba logrando.

Se pasó el dedo índice por su sien y tragó fuerte. Jennie se cruzó de piernas ante el dolor que había causado en esa parte de su cuerpo el sólo hecho de pensar en Lisa.

Cosa que nunca en su vida había ocurrido. Nunca aprendió o intentó aprender nada sobre la sexualidad, pero ahí estaba de nuevo. Esa era la diferencia no paraba de pensar en aquella Tailandesa ni lo bien que le hizo sentir.

—No, Jennie —se detuvo—. No debes hacer eso, recuérdalo. Es una mujer, a ti no te gustan las mujeres... pero tiene... no, es que ni siquiera sabes el porqué.

Jennie tomó su portátil y sin más se puso a investigar. Le aparecían miles de resultados, pero ningún en específico que ella quisiera. Eso hasta que llegó a una pagina.

—Se llama intersexualidad —rascó su nuca, algo dudosa—. Cada cierta persona lo tiene... —el rostro de Jennie era un poema.

No podía creer lo que estaba leyando y aun leyedolo creía que era mentira. Se estrujaba los ojos, para ver si despertaba pero no. Era algo tan nuevo para ella.

"El resultado de las variaciones que producen la intersexualidad es la ambigüedad de la anatomía sexual o bien la discrepancia entre el genotipo y el fenotipo. De forma resumida, podemos decir que las personas  intersexuales
son quienes nacen sin todos los rasgos físicos típicamente femeninos ni masculinos".

—No puede ser —masculló Jennie.

—¿Que no puede ser, hermanita? —Jennie cerró tan rápido la portátil que creyó romperla—. ¿Qué mirabas? —el tono de Jaemin salió algo pervertido.

—Mmmh... nada, ¿por? —dejó la portátil a un lado.

—Parece que ocultabas algo.

—No es nada, deja de ser tan chismoso, Jaemin —suspiró.

Amando La Terquedad De Tu Alma. (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora