Amando La Terquedad De Tu Alma. (Jenlisa)

Extra 5.

JENNIE KIM.

—¿Y? —preguntó Jisoo desde fuera—. ¿Salió positivo, Jendeukie?

—No, aun no —abrí la puerta y observé con detenimiento la prueba—. Mejor me haré una prueba de sangre, mira que me he hecho cinco pruebas ya.

—Y no ha salido ninguna, así que esperate —dijo—. ¿Te lavaste las manos?

—Claro que sí, idiota —golpee su brazo—. Bueno, esperemos a que salgan, y ruego que Lisa no llegue en este momento.

—¿Pero no estaban buscando un bebé?

—Yo me tomo la pastilla anticonceptiva, Chu —respondí—. Se supone que no era tan pronto.

—Eso pasa porque andan como conejas a cada rato y en todos los rincones —alzó los brazos—. No pueden estar un día sin la vitamina, se van a quedar secas.

Rodé los ojos y seguí observando las pruebas de embarazo, seguía insistiendo en que para estar mas segura me quería hacer una prueba de sangre. Pero no quería esperar tanto, solo recibir la noticia de que estaba embarazada nuevamente me tenía los pelos de punta. En este punto, Caleb tenía cinco años, y desde hace tiempo Lisa y yo veníamos conversando sobre ese tema.

Ahora que estaba ocurriendo, se sentía mucho mas diferente, mucho mas estresante. No era un mal presagio, no cuando las dos lo queríamos. Jisoo a mi lado observaba dos pruebas de embarazo, yo miraba las restantes. Mis dedos se movían, ansiosos.

El aire en la sala se sentía cargado, aunque probablemente era solo yo. Jisoo estaba sentada a mi lado en el sofá, con una pierna cruzada y una expresión que oscilaba entre la burla y la expectativa. Las pruebas estaban alineadas sobre la mesa de centro, cinco en total, todas con el mismo veredicto. Yo no podía apartar los ojos de ellas, aunque una parte de mí deseaba hacerlo.

—Entonces, ¿cuándo crees que pasó? —preguntó Jisoo, inclinándose hacia adelante y apoyando los codos en las rodillas.

—Hace un mes, creo —respondí, frotándome las manos en un intento de calmarme—. No soy irregular, Chu. Esto no tiene sentido.

—¿Un mes? —repitió, sus ojos entrecerrándose mientras intentaba atar cabos—. ¿Y no te diste cuenta antes?

Rodé los ojos, aunque mi ansiedad seguía ahí, palpitante.

—No soy tonta, Jisoo. He estado pendiente, pero no... no pensé que algo así pudiera pasar.

Ella levantó una ceja, claramente no convencida.

—¿Y no fue raro que no te bajara?

Suspiré.

—Se me olvidó una pastilla —admití finalmente, mi voz apenas audible.

Jisoo me miró como si acabara de confesar un crimen.

—¿Qué? -buscó mi mirada.

—Se. Me. Olvidó. Una. Pastilla —repetí, enfatizando cada palabra. Me pasé una mano por el cabello, sintiendo cómo la frustración y los nervios se mezclaban—. Fue un día caótico, estaba agotada, y luego... bueno, esa noche no nos cuidamos.

—¿No se cuidan nunca, verdad? —preguntó, arqueando una ceja mientras una sonrisa burlona se asomaba en su rostro.

—No, no lo hacemos. —Me crucé de brazos, esperando alguna broma que sabía que llegaría en cualquier momento.

—Pues ahí lo tienes. —Jisoo se encogió de hombros como si todo tuviera sentido ahora—. No sé de qué te sorprendes, Jennie. Ustedes dos parecen conejas. Además, para mí que Lisa si estaba buscando eso, solo digo. No sé porque tus nervios, son una familia muy estable y bonita.