Extra- 2.

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Extra de la primera vez.

JENNIE KIM.

Estaba nerviosa. Era algo nuevo para practicar, pero en todo momento en el cual Lisa me ha estado tocando, me he sentido querida y respetada. Nada fuera de lo normal, expresándome su amor a través de caricias leves. Ella en sí era femenina, pero con sus toques y sus dulces palabras, lograba serlo aun más.

Lisa empezó a trazar con sus manos por mis hombros, mis labios estaban entreabiertos y mis sentidos más desarrollados. Era una huella en mi piel.

Bajó mi vestido por la parte de atrás, y aquel cayó a mis pies, quedando en ropa interior para ella. Sus ojos vagaron por mi cuerpo, no lo cubrí, porque ya me había visto de otra manera; y con Lisa no siento la vergüenza, ella me admiraba. Y lo hacía sin juzgarme.

—Perfecta —tomó mi rostro entre sus manos—. Y mía.

Suspiré sobre sus labios cuando aquellas me besaron. Me colmaba de caricias, sus manos fueron a la parte de atrás par quitar mi sostén y dejarlo caer. Lisa se pegó más a mí y sentí su excitación, con cuidado me acostó en la cama, y se sacó la ropa, quedando sólo en boxers. Dejé escapar el aire.

Fue en busca de algo que puso en la mesita que había ahí, lo que supuse que eran preservativos.

Se inclinó hacia mí, y bajó sus besos por mi cuello, en un ritmo lento, mi cuerpo entró en un cosquilleó. Tomó mis pechos entre sus manos y los amasó, gemí en respuesta. Se sentía bien, y ella lo hacía con cuidado de no lastimarme, como si fuese de cristal, adentrándome al mundo.

Tomó uno entre sus labios y mordió con ligereza.

—Lisa...

Siguió ese camino de besos, hasta llegar a mis bragas, las bajó y depositó por ahí. Cerré mis ojos y me dejé caer acostada en la cama, abiertas de pierna, permitiéndole ver todo mi cuerpo. Aquella pasó sus dedos como si fuera pincel sobre lienzo.

Mirar y sentir a Lisa tratarme con esta delicadeza, era la prueba exacta de que no me había equivocado y esta era la persona correcta.

La tensión incrementó, y Lisa no perdió más tiempo.

Introdujo un dedo en mi interior, yo me arquee, recibiendo sus leves embestidas con estos. Cerré mis ojos y mordí mi labio inferior con algo de fuerza.

Se inclinó hacia mis labios.

—Te quiero, Jennie.

Te quiero, Lisa. Pensé, más sin embargo no se lo dije.

Pero sin duda la quería. Me había enamorado de Lisa.

La sensación íntima del momento no era abrumadora, y si llegaba a serlo, no en mal sentido. Sostuve sus hombros y cerré mis ojos, mi boca se abrió en una perfecta "O", pero nada tenía que ver con el dolor. Era lo mínimo, el placer que me brindaban sus dedos para prepararme, no me molestaba, e incluso, me desconocía cuando le pedía más.

Me sentía cómoda y satisfecha con lo que me estaba brindando ahora.

—Lisa... —dije entre dientes—. Se siente bien.

—Dime que deseas, Jennie. Estoy aquí para seguir tus órdenes, hasta donde tu me lo pidas —susurró sobre mis labios.

Ella no parecía desesperada, al contrario, cuando abrí los ojos, y noté esa mirada, la sentí tan cómoda como yo. Y tratando de ir a un nivel suave para no lastimarme. Quizás para ella esto era muy vainilla, o no estaba acostumbrada a lo lento pero así como ella me estaba haciendo sentir bien a mí, yo quería hacerla sentir bien a ella.

Amando La Terquedad De Tu Alma. (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora