⊱𝐋𝐨 𝐩𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐨⊰ L.S

⊱23⊰ᵗʰᵉ ᵈᵃⁿᶜⁱⁿᵍ

Harry no sabe que momento un grupo comenzó a tocar y cantar en vivo haciendo el ambiente más sofisticado, la melodía es tan sensual y la voz de la chica es tan magnífica que muchas parejas se han unido a la pista de baile, las manos de Louis toman tan bien su cintura, mientras el pasa sus brazos por su cuello, ambos están tan pegados que sus miembros se rozan, sus pies se mueven al son de la canción, una melodía tan lenta y que la letra los hace sonreír por lo bien que les queda, no han apartado sus ojos del uno del otro, el azul ama fundirse en el verde.
Las mejillas rojas de Harry le dan un toque tan tierno que Louis quisiera besarlas dulcemente, las piernas de Harry aún se sienten débiles por la excitación que aún no baja y sabe que Louis se da cuenta, es la razón por la que lo toma tan fuerte impidiendo que esté caiga.
Louis le da una vuelta haciendo que Harry pegué su espalda a su pecho, su trasero queda justo en el lugar sensible de Louis ambos sueltan un pequeño gemido sólo es escuchado por ellos, las mariposas en el estómago de Harry no dejan de revolotear el aliento del mayor en su oído es tan sensual que siente quedarse sin aliento, el bailar de Louis puede ser tan lento que perece que flotan, el mundo a su alrededor desaparece para solo estar ellos dos ahí, disfrutando de su primer baile, vuelve a dar una vuelta ambos mirándose a los ojos está vez, Louis pasa una de sus manos por toda su cintura y lo inclina un poco hacia atrás Harry deja caer su cabeza dejando al descubierto su cuello con pequeñas marcas rojas de el mayor a dejado de la noche anterior, ambos vuelven a su postura normal moviéndose con la música.

—Debería llamarte papi – dice Harry en un susurro viendo a las otras parejas bailar a su alrededor.

—Tal vez, sólo si quieres que te folle hasta que te quedes sin voz – Louis le susurra al oído.

Un gemido sale de los labios de Harry, la canción a terminado y ambos están parados en medio mirándose a los ojos, mientras las otras personas aún se mueven al son de una canción la cual no le han prestado atención.

— Gracias por este baile joven Styles – le toma la mano dejando  un beso dulce en el torso.

Y se marcha por el gran ventanal que da aún jardín muy hermoso, Harry mira a su alrededor todos estan en su mundo sin prestarles atención, sus padres están riendo con otro grupo de personas y puede ver a Zayn platicar con una mujer.
Su mirada verde se posa en el hombre amigo de su padre este lo mira con una pesadez que siente su cuerpo estremecer, sin prestarle atención sale por donde vio a Louis irse, el frío le cala en su rostro y siente sus brazos temblar, su traje no lo cubre mucho de la briza fría, camina por el jardín, el cual es muy grande jamás imagino que este lugar tuviera tantas hectáreas, llega a un laberinto y se mete en el siguiendo su instinto, llega a partes donde no hay salida así que vuelve y toma otro camino hasta llegar a una pequeña puerta, la abre para ver ahí un columpio junto a una mesa de jardín y unos rosales hermosos.
Mira todo con detenimiento es muy bonito, levanta la mirada al cielo la noche está estrellada y la luz de la luna ilumina su pálido rostro.

Unas manos se posan en su cintura y los besos lentos en su cuello lo hacen estremecer, voltea quedando frente a frente con esos ojos azules que lo hacen suspirar.

— Te encontré – susurra Louis en los labios de Harry.

Ambos se hunden en un beso fuerte sus lenguas chocando y peleando, las manos de Harry recorren el torso del mayor desordenado el costoso traje, le saca el saco gris con rapidez dejándolo tirado en el pasto, Louis lo toma de las piernas y lo sube a la mesa de fierro, sus besos bajan por el cuello pálido del menor, desabrocha el blazer y lo tira, la camisa negra de Harry es abierta sin medir la fuerza puede jurar que algunos botones han sido rotos pero es algo que no le importa, sus besos siguen bajando hasta los dulces botones rosados necesitados de atención, los besa con delicadeza, Harry suelta gemidos al sentir la lengua de Louis y el frío chocar en su piel, el mayor desabrocha el pantalón y lo baja hasta las rodillas, con una mano empuja el cuerpo del ojiverde dejándolo acostado en la mesa.