CAPÍTULO 6

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EMY

– Buenos días – entra mi padre feliz a mi habitación.

– Hola papá.

– Hola tito.

Se sienta en la cama con nosotros y nos da un beso a cada uno.

– ¿Qué tal fue la noche? - pregunta.

Miro a Dylan y la mirada se me cristaliza. Me abraza por los hombros intentando reconfortarme. Mi padre se preocupa ante nuestra reacción y llama a mi madre para que venga. También nos da un beso a cada uno y me acaricia la mejilla.

– Ayer... - empiezo hablando pero tengo un nudo en la garganta.

– ¿Te ha vuelto a pasar? - pregunta directamente mi madre.

– Si – confieso.

Mi padre me abraza y puedo notar como tiembla. Les cuento todo con detalles y parecen decaídos.

– Ya estoy bien – digo para tranquilizarlos.

– Puedo pedir cita con el psicólogo, ¿quieres? - me pregunta mi madre preocupada.

– Si – asiento un poco triste.

Hace años me diagnosticaron una enfermedad llamada TEI: Trastorno Explosivo Intermitente.

Es un trastorno procedente de la salud mental donde hay periodos cortos de ira intensa e inesperada. Produce comportamientos violentos y no hay control sobre la ira.

Mi caso es un poco diferente al resto. Me pasa excepcionalmente y con personas puntuales. No tengo confirmada fase grave, por lo tanto he podido hacer mi vida normal.

Eso provoca que no pueda o quiera tener amistades o relaciones consolidadas con las demás personas.

Jamás me ha pasado con nadie de mi familia. He tenido algunos periodos a lo largo de mi adolescencia con personas ajenas a mi.

Es un trastorno que con ayuda psicológica y medicación, puede pasar desapercibido.

Dejé de asistir al psicológo cuando tuve que irme a Londres para entrar en el ejército, pero la medicación siempre la he tenido conmigo.

– Cariño todo va a estar bien – me asegura mi madre.

– Emy – mi padre me acaricia la pierna - ¿Por qué te llevaste el arma?

– No lo sé – digo sincera – supongo que porque puedo defenderme mejor si pasa algo.

– Nadie te va a hacer nada, no tienes porque llevarla.

– Todos entendemos lo que te pasa – me habla mi primo – pero hay que evitar esas reacciones lo máximo posible. Si la llevas contigo, todo se empeora más.

– Lo sé – asiento de verdad.

Cuando me dan los ataques, no soy consciente. Es cierto que si llevo algún arma peligrosa conmigo, puedo hacer daño sin ni siquiera quererlo. Tengo que evitar todo lo que pueda alejarme de esos arrebatos.

– Por ahora me la voy a quedar yo, ¿vale? - habla mi padre – cuando entres a trabajar, te la devolveré.

– Vale – asiento.

– Tienes cita esta tarde – entra mi madre por la puerta - ¿quieres que te acompañe?

– Si – le sonrío.

– Os hemos preparado el desayuno, los demás os están esperando fuera – sonríe mi padre.

– Ya vamos.

CABAÑA 001 [+21] [TERCERA PARTE DE CELDA 001] [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora