CABAÑA 001 [+21] [TERCERA PARTE DE CELDA 001] [TERMINADA]

CAPÍTULO 38

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ALAN

Miro a Zoe de reojo y tengo que hacer el mayor esfuerzo por controlarme. No quiero faltarle el respeto a mi familia pero me está costando la vida.

Apenas hemos hecho nada para no joderle el viaje a Dylan que duerme con nosotros y cuanto más la miro más ganas tengo de ella.

– ¿Difícil, eh? - me palmea James la espalda.

– Y tanto – suspiro.

Están todos bañándose en el mar bajo la luz de la luna y aunque no pueda estar con ella como querría, estoy feliz de ver a todos juntos y sobretodo, bien.

Me dolió que estuvieran mal en parte por mi culpa y agradezco que hayamos decidido venir. Si nos hubiésemos quedado en casa, habríamos tardado más en estar como ahora.

– ¿Tú que tal con Lía? - le pregunto.

– Me siento genial – mira hacia el frente con una sonrisa en la cara.

– Lía es encantadora – asiento seguro.

– Jamás había visto a nadie tan dulce como ella – suspira feliz.

– Creo que es la que más de los primos – me río.

– No tiene tanto nivel de locura como ellas – señala a mi hermana y a Zoe – aun así, creo que tiene mucho por demostrar.

– Algo si que tiene – lo miro – que se le fue la lengua contando todo.

– Ya – asiente – por eso te digo que me falta mucho por conocer de ella. Seguramente en algún momento pueda ver de primera mano su nivel.

– Espero que no sea pronto – sonrío.

El viento empieza a soplar y todos salen del agua buscando las toallas.

– Me parece que nos vamos a ir yendo – me levanto de la arena.

– Buenas noches – se despide Emy de todos.

– Duerme entre ellos – señala Melody a Dylan.

Los demás ríen y creo que a Zoe y a mi se nos sube el calor a las mejillas.

– Si tita, como todos los días – disimula sonriendo.

Mentira, siempre duerme en una esquina para dejarnos espacio al pobre.

Nos despedimos de los demás y volvemos a la casa.

– Déjadme ducharme a mi primero – pide mi primo.

– Adelante – señalo el baño.

Mientras tanto, me tumbo en el sofá y Zoe se tumba encima mía.

– Que pena que mañana volvamos – hace un puchero.

– Ya – hago una mueca con la boca.

– Me estaba acostumbrando a dormir contigo – se apoya en mi pecho.

– Te quiero.

Le acaricio el pelo y dejo un beso en su cabeza. A mi también me jode llegar a la normalidad y tener que estar separado de ella. Durante la semana casi nunca nos vemos, siempre tenemos que esperar al fin de semana y hasta ahora nos hemos estado viendo con mis primos, por el secretismo.

Ahora que todos lo saben, intentaremos quedar a solas aunque eso de dormir no creo que sea posible todavía.

– Ya podéis meteros – sale Dylan del baño.