13. Paz

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Aquella noche fuimos a una de las tantas playas de Xeer. No había casi nadie y podíamos divertirnos a lo grande. Zula utilizaba magia para iluminar la playa con orbes de luz flotantes. El cielo estaba negro y lleno de estrellas, y las olas rompían dulcemente en la arena. Habiendo crecido en una aldea campestre, el océano me parecía algo grande y misterioso. Abrumador. Yo temía al agua oscura y me quedé sentada en la orilla mientras Garth aprendía a nadar como "perrito". Se veía adorable pataleando y chillando emocionado.

— Ahora tú. — me dijo Zula.

Vino desde el agua con su pecho desnudo y solo una franja de tela cubriendo su entrepierna. Me encogí. ¿Agua oscura? Ni pensarlo.

— Yo estoy bien. — respondí, enterrando mis pies descalzos en la arena.

— Tienes que aprender, Halima. — insistió el mago.

— ¿Vamos a tener un espectáculo acuático?— me burlé.

— Nunca está de más aprender a nadar. ¿Y si tienes que huir de un barco en llamas, perseguida por elfos con lanzas?

Aquel era un escenario muy específico y yo no dudé que alguna vez le hubiera pasado.

— No te dejaré ir. — prometió Zula, extendiendo una mano hacia mí.

No iba a dejarme en paz, lo sabía. Me quité la túnica refunfuñando y me quedé en ropa interior, un ligero camisón por encima de la rodillas. Tomé su mano y lo seguí hasta el agua.

— ¿Hay bichos ahí dentro?— pregunté.

— No hay nada muy grande. — respondió Zula.

— Pero hay... cosas.

— Los peces son inofensivos, Halima. Ven.

Lo seguí a regañadientes. El agua estaba fría y me hizo chillar apenas metí los dedos. Quise regresar, pero Zula me aguantó por la cintura y me llevó hasta donde mis pies no llegaban al fondo.

— Me voy a ahogar por tu culpa. — le reproché. — Moriré de hipotermia.

—¡Qué dramática eres! — dijo Zula. — Mete la cabeza, Halima.

Lo fulminé con los ojos, pero él ni se inmutó.
— No te dejaré ir. — prometió.

Me sujetaba con firmeza la cintura. Juré que si moría iba a regresar para atormentarlo. Tomé aire y me sumergí con los ojos abiertos. Vi las piernas verdes de Garth chapoteando cerca y peces nadando en la densa oscuridad. Peces grandes, con ojos saltones y escamas plateadas. Salí de prisa, agarrada al torso del mago.

— ¡Hay bichos ahí dentro!— grité.

— No le digas eso al pobre niño. — contestó Zula, poniendo cara de ofendido.

— ¡Idiota, no me refiero a Garth, sino a los peces!

Él se echó a reír.
— Te dije que son inofensivos.

Pero yo seguía molesta, quería volver a sentarme en la arena y ver el cielo nocturno.

— Halima, ayer tuvimos un éxito rotundo. — me dijo Zula, repentinamente serio. Algo muy raro en él. — Cuando seas famosa no tendrás la paz que disfrutamos ahora mismo.

— ¿De verdad crees que seremos famosos?— le pregunté.

— Desde luego. Ganarás mucho dinero y te casarás con un hombre poderoso. Y cuando vivas en la mansión más bella de Xeer, extrañarás la paz que gozas ahora.

Miré sus ojos. No parecía bromear ni burlarse de mí. En serio confiaba en nuestro éxito. De verdad creía en mi talento.

— ¿Y dónde estarás cuando yo sea una feliz mujer casada?— pregunté.

— ¿Yo?— encogió los hombros. — ¿Quién sabe?

— Podrías casarte también.

— Ja. Imposible.

— ¿Y por qué no?

— Zula no es de nadie.

Rodé los ojos.

— Tienes un ego enorme, brujo.

— Es para compensar otra cosa. — me respondió con una sonrisa burlona.

No pude contener mis carcajadas.

— Por los Dioses, qué pesado eres.

— Un placer. — dijo Zula, guiñándome un ojo.

— En serio, ¿no tienes planes o sueños futuros?

— No. Cuando Garth crezca volveré a ser un mago errante. Nada más.

"¿No podrías quedarte conmigo?"

Se me aceleró el corazón. Tal idea era absurda y la deseché inmediatamente. "Idiota", pensé. "Eres mortal y en unos años ya estarás bajo tierra. No se quedará contigo". Me sumergí de nuevo para que Zula no viera mi rostro en ese momento. No quería mostrarme débil. ¡Antes muerta! De nuevo me rodeó la oscuridad del océano.

"Podría acostarme contigo mil veces y no sentir nada".

Estaba muy claro. Lo nuestro eran juegos pasajeros. Nada más.

Halima: la serpiente y el mago Donde viven las historias. Descúbrelo ahora