Capítulo 48

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Sus dedos no dejaban de golpetear la madera, las acusaciones que escuchaba eran graves y no quería creerlas. El ambiente era tenso, casi incómodo para los presentes.

—Yo... no creo que Mathew sea capaz de eso —Susurró Angélica.

—No lo conoces tanto como yo...

—Ese es el problema —Interrumpió Joseph—. No puedo creer tus acusaciones, lo odias tanto y sin razón que todo lo que salga de tu boca sobre él será malo.

—¿No ves las imágenes?

—Las veo, y no veo a Mathew, veo a su madre.

—De tal palo tal astilla, es obvio que está involucrado.

—No, no es obvio. Entiendo que es extraño que Mathew no sepa de algo como esto, pero no podemos descartarlo, él no se la pasa en su casa ni Gabriela, ella puede hacer lo que quiera.

—Tiene razón señor —Se alegró Angélica y Sara rodó los ojos.

Aun así, Joseph no podía dejar de lado la teoría de Sara, debía ser objetivo y no permitir que la relación que ahora tenía con Mathew afectara. Sin embargo, estaba presente la disyuntiva, necesitaba ayuda.

—¿Qué opinas Valeria?

—¿Yo? No sé, yo... no creo que Mathew sepa, pero... no sé —Bajó la cabeza, esperaba que el suelo o algo le diera una idea—. Y... si investigamos. No sabemos siquiera que pasó ahí...

—Es obvio que fue venta de drogas...

—No Sara, no es obvio. Además, podemos investigar. Joseph tu podrías hablar con Mathew, ver si puedes sacarle algo de eso y nosotras podemos hacer un seguimiento de los movimientos de ella.

—Me gusta la idea —Concordó Joseph—. Traten de hacer un seguimiento de su día, que hace, en que trabaja y como se trasporta, pero más importante traten de averiguar que pasó en el parque, con quien habló. Y no llamen la atención, sean lo más discretas posible.

—Sí señor —Asintió Valeria, dándole una mirada a Sara que se había quedado callada.

—Bien —Gruñó.

—Gracias, empiecen lo más pronto —Las vio asentir—. Váyanse, gracias de nuevo por decirme y ayudarme.

Angélica esperó a que salieran y el ascensor indicara que iba bajando para empezar hablar.

—Mathew no está involucrado en eso... yo...

—Lo sé, yo tampoco creo que lo esté... pero... No podemos descartar nada. —Lograba sentir el desánimo en ella. En su cabeza otra investigación apareció, otra que gracias a lo acontecido le causaba más curiosidad—. Angélica, necesito que me hagas un favor, pero debes mantenerlo en total silencio, nadie, absolutamente nadie puede saber de esto.

—Por supuesto señor.

—Necesito que busques a alguien.























[...]

Apretó sus labios ante el dolor, detestaba eso. Cuando era niño y se cortaba o se raspaba, era muy extraño que le doliera a tal grado de no soportarlo, su umbral del dolor siempre fue alto, pero ahora tener una aguja incrustada en su brazo extrayendo su sangre, era bastante impresionante y le hacía replantearse si era bueno para tolerarlo.

—Listo —Celebró Nancy sacando la aguja y posicionando con rapidez un algodón sobre la herida.

—¿Por cuánto más tendrás que sacarme sangre?

La Recompensa De Nuestro Pasado [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora