Capítulo 98

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La culpa era tortuosa, y lo era aún más cuando se volvió recurrente, un hábito que su mente y su pecho empezaban a tomar, además de la incertidumbre. Joseph, como siempre, no lo obligó a decirle nada, pero fue notable lo mucho que le dolía y molestaba, sentía que perdían la confianza y todo era su culpa.

No quería que eso pasara, confiaba en Joseph plenamente, pero los pensamientos en su cabeza lo hacían temer perderlo por las decisiones que tomó sin consultarle y que le había pedido no hiciera.

Hasta el momento William no se había comunicado con él, ni un mensaje o una llamada, no sabía si eso lo tranquilizaba o no. La relación de Joseph con Amelia era algo que también le inquietaba. Era difícil preguntarle a Joseph por qué probablemente la consideraría una persona buena, como otra víctima de las leyes y la educación antigua, y aunque deseara, no podía refutarlo, ya que no tenía pruebas de lo contrario.

Enseguida, percibía el peso que mencionaba Ágata; le había dicho que no sobre pensara, pero para ella debía ser fácil. Después de todo, y siguiendo su análisis, no tenía a nadie a quien perder; por ende, era más sencillo no detenerse en los sentimientos o el lastimar a otros.

Aunque estaba equivocado, ella tenía sentimientos, lo notó la última vez que hablaron, aún era demasiado confuso, en realidad no vio algo en concreto, pero lo hacía avanzar un poco el hecho de haberla confundido.

—Creo que el secuestro está empezando a parecer uno.

Mathew rio.

—Creo que es algo que debe suceder cuando secuestras a alguien, creo, no lo sé, no me secuestran a diario, sabes. —Lo vio reír mientras continuaba buscando los ingredientes para ponerlos sobre el mesón.

Andrew cumplió la promesa de "secuestrarlo". Se presentó a su casa de manera repentina a la hora del almuerzo, por lo que Joseph también se encontraba ahí. La idea de ir a un centro comercial fue algo que, aunque no le gustara mucho, tampoco se negó, porque sabía que Joseph igual le pediría salir con él. Además, el ambiente no era muy ameno, por lo que prefirió aceptar todo y subir al auto. No obstante, logró notar un rápido intercambio de palabras entre los dos y, una vez Andrew subió, dio la excusa de olvidar algo en su apartamento y ahora estaba esperando a que le preparara una bebida en su minibar.

—Te noto perdido, la idea del secuestro era que te relajaras un poco.

—Estoy relajado, solo que han pasado varias cosas, la candidata fue... exasperante.

—Mi madre me ha comentado que seleccionan jóvenes nacidas en cuna de oro, por lo que no creo que sean muy cariñosas.

—Tu madre tuvo razón.

—Candidatas —Río—. Suena como seleccionar ganado.

Mathew asintió dándole la razón, tal vez si debería dejar por lo menos unos segundos de pensar en los problemas que tenía.

La Recompensa De Nuestro Pasado [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora