Capítulo 55

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Era decepcionante, como intentar reparar algo que simplemente no quiere funcionar y la mejor solución es dejarlo, no valía la pena darlo todo por un tema que por más avances que presentara se quedaba estancado en un mismo lugar. Justo ese era el problema, para él valía totalmente la pena, le importaba y por ello le dolía el trato que estaba recibiendo.

La mirada de Joseph no llegaba encontrarse ni por accidente con la suya, incluso le pidió que no fuera a la empresa, supuestamente el trabajo había disminuido considerablemente, Angélica podía hacerlo sola. No era idiota, era obvio que no quería verlo.

Ahora se sentía tonto por todo lo que hizo, por decir lo que dijo, expresar tan abiertamente sus sentimientos, exponer su alma y luego darle su cuerpo, fue tan rápido, ese era el problema, se dejó llevar por ese sentimiento que siempre vio como una estupidez, patético. Su afán por vivir algo tan supuestamente lindo lo llevó a cometer ese error.

Sin embargo, en su mente persistía la idea de que Joseph sabía lo que había hecho, pero si resultaba que no era eso y se metía en más problemas diciéndole la verdad. Detestaba ese sentimiento de confusión, de culpa. No debió hacer eso.

Sentía una carga cuando le hablaba y él era cortante, si lo pensaba bien él también fue así con Joseph. Pero a diferencia, no sabía cómo hacer para saber que pasaba. Nunca se relacionó con las personas del trabajo a tal punto de quererlas, a la mayoría las detestaba, y si hubiera tenido la oportunidad habría golpeado a más de una.

Pero Joseph.

Apretó más la piedra en su mano y la lanzó con enojo.

—¿Qué hizo la piedra? —Preguntó Valeria dándole el vaso con limonada.

—Gracias —Lo tomó ignorando la pregunta.

—¿Qué tienes, haz estado así toda la semana?

—Ya deberías estar acostumbrada a mis cambios de humor —Dio un sorbo.

—Es que... es raro. Eres raro.

—Gracias por el cumplido.

Valeria rio.

—¿Cómo han estado los niños?

—Bien, creo que están en el parque con mi mamá. Jackson es muy amable y cariñoso, me alegra ver que se lleven tan bien con Gabriela. Siento que ella necesitaba un amigo... un hermano que este cuando lo necesita.

—Ay, tú también estas siempre con ella...

—No, siempre estoy fuera de casa... No sé cómo ella me quiere tanto.

—Porque sabe que eres un gran hermano, y que trabajas por ella, ánimo —Recostó la cabeza en su hombro, sintiendo como Mathew recibía el gesto.

Valeria logró sentir algo extraño moverse en su pecho, como un sentimiento familiar y cálido que solo sentía con Joseph. Desde hace un tiempo lo venía experimentando, pero ese día tenía más presencia. No le molestaba, sin embargo, era extraño.

Un golpe fuerte en el cristal donde estaban recostados los hizo brincar. Mathew sintió fastidio al ver quien lo provocó.

—Ay como lo siento —se disculpó Sara con notable sarcasmo, cambiando de semblante cuando se dirigió a Valeria—. ¿Te golpeaste?

—Nop.

—Oye, idiota, tu amigo...

—¡Mathew, ¿Dónde estás mi amor?!

La voz fue reconocida rápido, Sara hizo una mueca afirmando de quien se trataba y Mathew se levantó para ir a la puerta.

—Cariño, mi amigo, hermano, mi casi algo y casi nada...

La Recompensa De Nuestro Pasado [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora