Capítulo 49

66 7 29
                                    

—¿Así? —Preguntó Luis acercándole la libreta en donde trazos y garabatos enseñaban una vista futura del salón decorado.

—Está perfecto mi niño, me agrada que el salón sea tan inmenso. Vendré más seguido para ver cómo va la decoración. Eso si es lo que quieren.

—Nosotros estamos encantadísimos de tenerla aquí mi jefecita mayor.

—¿Y tú? —Miró a su nieto.

—Siempre eres bienvenida.

Amelia sonrió encantada, repasó el salón otra vez, había pedido que empezaran a limpiarlo puesto que las decoraciones eran bastantes y probablemente tardarían limpiando el ventanal. De nuevo la figura del chico se aparecía corriendo los mechones de su cabello a cada instante.

—Mi niño... Am... ¿Cómo se llama?

—Mathew —Susurró Joseph.

—Discúlpame, la memoria empieza a fallar. ¡Mi niño, Mathew!

El nombrado giró rápidamente.

—Acércate cariño —Cuando lo tuvo en frente empezó a tocar los mechones de su cabello—. ¿Alguna vez te has cortado el cabello?

—Cuando era pequeño.

—Y ¿ahora no quieres cortarlo? —Pudo notar la negativa oculta en su rostro y sonrió—. No quieres. No te preocupes, que te parece si... puedes agacharte un poco más, eres muy alto, que les dan a los niños de hoy en día, son tan altos. O yo soy muy baja, no lo sé.

Mathew disimuló una risa y se agacho más, Amelia peino con cuidado la parte superior de su cabello hacia atrás, usando su mano para sostener la media coleta que había hecho.

—Tu cabello es lindo ¿Te lo tinturaste? —Lo vio negar—. Qué bello tono. ¿Qué tal Joseph, como se ve?

Joseph contempló el cambio, era obvio que se veía precioso, cada pequeño detalle de él era perfecto.

—Te ves... se ve muy bien.

—Verdad —Soltó el cabello y dejó que se enderezara—. Para la celebración quiero que tengas ese peinado. Joseph quiero que lo lleves al salón, tiene las puntas resecas —Volvió a mirar a Mathew—. Tu cabello es muy lindo cariño, pero si no lo cuidas se va a dañar aún más, aunque eso es algo que le compete a otra persona —Ojeó a su nieto.

—Lo siento.

—Mathew recuerda que tienes un derecho y tu jefe te lo debe cumplir.

—¿Un derecho? —Susurró Mathew, recibiendo asombro por parte de Amelia.

—¿Cómo? ¿Conoces las leyes de esta familia, las que te competen?

—Am... no seño... mi señora —Corrigió recordando el regaño de Valeria.

—¿Hace cuanto trabajas aquí?

—Casi... tres meses.

—¿Y no las conoces?... Joseph.

—Lo siento, he estado ocupado... no me justifico, lo siento, no volverá a pasar. —Tartamudeó.

—No quiero ese tipo de errores mi niño, recuerda que tienes un deber.

—Sí señora.

—Mi niño —Se dirigió de nuevo a Mathew—. Tú, ahora que sabes, quiero que le recuerdes a Joseph que debe enseñarte las leyes de esta familia, por lo que veo tampoco sabes cómo dirigirte a tus superiores. Eso me preocupa Joseph.

—De verdad perdóname —Repitió Joseph.

—Am... —Musitó Mathew, quería ayudar a Joseph, pero no sabía cómo—. Yo... creo que también es mi culpa, debí mostrar más interés y preguntar sobre todo eso. Disculpe.

La Recompensa De Nuestro Pasado [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora