capítulo 1

312 26 9
                                    

-----------------------------

La penumbra lo llenaba, era imposible ver algún lugar sin que el negro invadiera sus ojos, sin embargo, su cuerpo era perfectamente visible.

Hacía frío, tenía miedo, quería gritar, sus labios se movían y su voz no salía. De pronto una luz, un punto en la inmensa oscuridad, era él, por fin había llegado a salvarlo, momentáneamente su cuerpo dejó arder en dolor, sonrió y corrió en su dirección, movió sus piernas con toda su fuerza, pero no lo alcanzaba, parecía que se alejaba cada vez que quería tocarlo.

Agotado trató de gritar, su voz aún era inexistente, sus ojos llenos de lágrimas se abrieron en sorpresa al ver que otra persona se acercaba a su salvador y con una risa pasaba lentamente la hoja de un cuchillo por su garganta, su salvación caía al suelo, tiñendo las sombras en carmesí. Se había ido.

Ya nadie podía salvarlo... Nadie vendría por él... de nuevo... estaba solo.

-----------------------------








































La mujer ojeó por tercera vez la hoja en sus manos con inmensas ganas de cambiar lo que había en ella, pero no podía.

―Creo que sabes lo te voy a decir.

― ¿Nosotros te llamamos? ―preguntó el joven con una sonrisa de esperanza fingida.

La chica torció la boca dándole a entender la situación y su corazón se sintió pequeño al verlo bajar su cabeza con notable desilusión, no podía hacer nada lo único que quedaba era hacer lo de siempre, ser sincera.

―Admiro totalmente lo que haces... ―Tragó antes de continuar ―. Eres un chico muy bueno y se ve cuanto has hecho para salir adelante, no es la primera, ni la segunda vez que vienes aquí y eso demuestra lo tenaz que eres. Cualquiera en tu lugar ya se habría rendido. Sé que un día todo lo que estás haciendo tendrá una recompensa, una muy grande, lo sé. Enserio me gustaría poder ayudarte, contratarte, pero sabes que no puedo. Lo único que puedo hacer es... desearte buena suerte ―finalizó y puso la hoja que sostenía frente a él.

―Gracias Victoria ―suspiró con tristeza tomando el papel.

―Gracias a ti Mathew.

El nombrado se levantó de la silla sintiendo sus ojos llenarse de agua, sentía impotencia, tristeza, enojo; miles de sentimientos que hacían su pecho más pesado, pero se retuvo antes de soltar la primera lágrima. No iba a llorar, no quería hacerlo, eso no servía, solo traería dolor de cabeza y la mirada de todos sintiendo lástima o tal vez creyendo que quiere llamar la atención, así que no, llorar no estaba permitido, ya no tenía cinco años.

Miró al techo para secar sus ojos con el aire, luego volvió a la joven y le dio una sonrisa, una que la dejó helada y con cierta nostalgia en su pecho, pero solo podía ver como de nuevo se iba con nada más que decepción.

―Enserio, espero te vaya muy bien ―susurró para ella.

Al salir de la empresa el chico siguió caminando sin rumbo específico, solo quería despejar un poco su mente, ser optimista y pensar que todo podría mejorar.

Después de un rato, sintiendo que ya estaba mejor, sacó un pequeño celular de su bolsillo, el cual servía para llamar y recibir llamadas, a veces no se veía la hora. Marcó rápidamente el número de su amigo, después de tres tonos se escuchó una voz entusiasta.

¡Hola ¿Cómo estás?!

―Hola...

Dime que te dijeron ¿Te contrataron? Ay que pregunto claro que lo hicieron...

La Recompensa De Nuestro Pasado [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora