Capítulo 77

22 5 2
                                    

La respiración de ambos chocaba. Joseph no pudo seguir conteniendo la risa, esperaba un golpe, sin embargo, se sintió desconcertado cuando solo recibió un rostro completamente estupefacto.

—¿No vas a hacer nada? Acabo de decir que eres mío.

Mathew pensó bien todo lo que acababa de pasar, le sorprendía un poco que ni siquiera la fría pared fue suficiente para no permitir ser acorralado de esa forma. Una leve sonrisa apareció, dándole más confusión a Joseph.

—Tal vez no me molesta. —Le sostuvo la mirada con picardía.

Joseph humedeció sus labios cambiando el sentimiento en su sonrisa, correspondiendo al de Mathew, iba a seguir su juego. Jamás dejaría de impresionarse con cada espontaneidad nueva y que lo hacía conocer un poco más de él.

Se acercó más a Mathew mientras aflojaba la corbata, era tan estimulante contemplar como con disimulo el chico frente a él se preparaba, se llenaba de ansias imaginando que pasaría después.

—¿Qué debería hacer en este caso? —Preguntó Joseph mientras empezaba a desabotonarse la camisa. Le encantaba como Mathew lo miraba, como si lo retara a continuar, ver hasta qué punto podía llegar. —Podría cogerte, tan duro y las veces que hagan falta para quietarte el aroma de ese idiota, o podría solo hacer que te des una ducha.

Mathew mordió su labio inferior, observando el torso de Joseph mientras se quitaba la camisa.

—¿Qué crees que sea lo más oportuno? —Posó las manos en el abdomen de Joseph, para recórrelo sin vergüenza hasta llegar a su cuello.

Joseph sonrió dejándose llevar por el agarre, metiéndose en su boca, paseando sus manos por su cintura para llegar a la pretina del pantalón y bajarlo. Mathew rio en sus labios ante el tropiezo torpe de quitarse los zapatos al tiempo que sacaba la prenda.

—Carajo —soltó Mathew haciendo reír a Joseph, liberó sus pies con brusquedad mientras sentía el incremento de fuerza en el agarre de su cintura, luego Joseph lo levantó haciéndolo abrazar su cadera con las piernas. Rio con cierto nerviosismo, no esperaba eso.

Con ansia volvió a los labios de Joseph mientras este lo llevaba a la bañera. Esa habitación era la única que disponía de regadera y tina, triste saber la razón, pero no era el momento de pensar en algo como eso.

Con suavidad dejó que sus pies tocaran el suelo dentro de la bañera sin dejar de besarlo, sintió como Joseph hacia algo con sus manos para después hacer que se sentara, lo miró con extrañeza y luego su vista se nubló con el agua.

—Que te...

Joseph lo hizo callar volviendo a poner la regadera de mano en su rostro, aprovechando que Mathew pasaba las manos por su cara, tomó el champú y vertió un poco, para luego empezar a lavar el cabello de Mathew.

—¿Qué es lo que te pasa? —espetó.

—Te estoy dando una ducha. Se me ocurrió otro tipo de castigo.

—¿Castigo?

—Sí... me debes uno. —Ceso el movimiento en la cabeza del chico.

—¿De qué...? —En su memoria apareció la conversación frente a la casa de Nancy—. Ay, es enserio.

—Síp —tomó el jabón y empezó a pasarlo por el cuerpo de Mathew.

—¿Y el castigo es bañarme?

—Nop, te va doler más —recibió confusión—. Vamos a ir a comprarte ropa.

Mathew rodó los ojos con fastidio.

La Recompensa De Nuestro Pasado [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora