Capítulo 4

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Joseph volteó y sonrió caminando hacia él, el castaño, muerto de miedo, se levantó rápidamente de la silla, su respiración empezaba a hacerse pesada, quería salir corriendo, pero sus piernas no respondían.

―Voy a ser muy sincero contigo, Mathew ―mencionó el nombre riendo, como si fuera algún tipo de broma―. La razón por la que estás aquí y la única razón por la que voy a pagarte, es para que te acuestes conmigo. ―Se detuvo a una distancia moderada.

Los chicos fuera de la habitación, al igual que Mathew, se sorprendieron al escucharlo.

―Ah, yo sabía, debí haber apostado ―susurró Luis lo más bajito que pudo.

― ¿Y tú qué haces aquí? ¿Quién te dijo que podías escuchar? ―le reclamó Sara en voz baja.

―La misma persona que las dejo escuchar a ustedes ―Se quejo el chico viendo como ella lo miraba con fastidio y volvía a poner su oreja en la puerta.

―Qué ―Mathew no podía creer lo estaba escuchando, no podía creer en lo que se había metido, se maldijo internamente por no haber prevenido lo obvio.

Joseph dio un paso para acercarse más, pero el chico lo detuvo levantando la mano y tratando de retroceder, pero el escritorio no se lo permitió.

―No se acerque. ―Trató de regular lo más que pudo su respiración para que las palabras no se cortaran―. No, no voy a aceptar eso. ―A tras pies caminó hasta la puerta dispuesto a irse y no volver nunca, pero una risa lo detuvo.

―Que lastima, me da un poco de nostalgia pensar en tu hermana.

El cuerpo de Mathew se congeló y espero a que siguiera hablando.

―Dime ―continuo― ¿Qué van a almorzar hoy? ¿Qué van a cenar? La verdad tengo mucha curiosidad ¿Desayunaron bien esta mañana, desayunaron si quiera?

Los chicos detrás de la puerta estaban tan sorprendidos por lo que escuchaban, juraron que la persona que hablaba no era la misma que conocían. Valeria sintió un vacío en su pecho que poco a poco se empezó a llenar con enojo.

― ¿Me está chantajeando? ―preguntó el chico volteando a ver a Joseph.

―Sí ―afirmó con cinismo.

Mathew sabía que lo mejor era salir de ahí, irse y tratar de encontrar algo mejor, como había hecho siempre, pero exactamente fue su hermana la que lo hizo dudar, pensó en la promesa que le había hecho, la que le había hecho a su madre y la pregunta apareció en su mente ¿valía la pena venderse por cumplir esa promesa?

―Si lo deseas puedes pensarlo. Tienes todo el día de hoy para hacerlo ―sugirió con burla.

El chico tembloroso quitó el seguro y abrió la puerta encontrándose con los chicos que antes había conocido, pero no le dio importancia, lo único que quería era salir de ahí lo más rápido posible.

Cuando llego al primer piso la chica en la puerta entendió por su rostro que prácticamente estaba huyendo y abrió rápidamente, Mathew agradeció entre dientes y salió corriendo.

Valeria se quedó mirando a Joseph esperando que se excusara, pero no lo hizo.

― ¿Qué les he dicho de escuchar detrás de las puertas? ―preguntó como si nada.

―Disculpa, es enserio lo que estás diciendo ―respondió con enojo la rubia.

―Me ves riéndome.

―Como puedes ser tan cínico, después de lo que acabas de hacer. Chantajeaste a ese chico para algo tan desagradable ¿Qué eres, un proxeneta? ¿Se te acabaron los millones para pagarte una puta?

La Recompensa De Nuestro Pasado [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora