Capítulo 65

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Mathew respiró hondo tratando de regular todo dentro de él, en ese momento su vida dependía de mantener el control y la calma. Un regaño interno llegó, debió haberle hecho caso a Leo de encontrarse en su casa, pero el terco quería salir.

—¿Trabajas para Joseph? —Preguntó el hombre. El tono de su voz era relajado, casi divertido, como si hablara con un amigo.

—Probablemente —musitó con sequedad.

—No te conviene responder así. —Sentenció—. ¿No deberías estar trabajando?

—Probablemente.

El hombre sonrió y se acercó.

—No te pases de listo. ¿Por qué no estas en la casa de tu jefe?

—¿Quién es usted?

—Aquí yo hago las preguntas y más te vale cooperar o... —palmeó el arma por encima del abrigo.

Mathew buscó en su cabeza alguna manera de pedir ayuda o huir, pero cualquier movimiento brusco podía significar una visita permanente al cementerio.

—¡¿Qué haces aquí?!

La impresión y el susto hizo alertar a ambos al oír el grito, sin embargo, mientras el hombre se maldecía y buscaba como huir, en Mathew una mezcla de alivio y sorpresa lo invadió al escuchar esa voz, pero más al confirmar que sí era él. Ya estaba a salvo.

—Se supone que estás trabajando y te encuentro aquí.

—Lo lamento mucho señor —Se puso en pie bajando su cabeza y acercándose lo más que pudo a él, tuvo que apretar con fuerza sus labios para reprimir la sonrisa victoriosa.

El hombre tiritó cuando Joseph dirigió una mirada iracunda hacia él.

—¿Y tú que haces aquí, mi padre te envió a espiarme?

—No no joven...

—Señor—Corrigió—. Mientras él no esté aquí, yo soy tu superior ¿o se te olvidó?

—No no, no señor.

—Bien y supongo que no olvidaras que el interrogar a mis empleados está prohibido si yo no estoy presente.

El hombre quedo mudo, temiendo el castigo que podía conllevar aquello, le había dicho varias veces a su jefe que era peligroso, pero era obvio que no le importaba lo que le pasara. Estaba seguro que si Joseph decidía matarlo en ese preciso instante, su cuerpo sería desechado como triste basura, a nadie le importaría, mucho menos a el que debía estar a cargo de su salud física.

—Perdón... yo no...

—Lárgate de aquí, y dile a mi padre que, si vuelvo a darme cuenta de esto, le reportare a la líder lo que sucede. Y haré que la muerte sea un deseo para ti.

—Sí señor.

—Lárgate. —Lo vio alejarse con rapidez y pudo respirar aliviado.

—¿Quién es él? —Preguntó Mathew tratando de calmar los latidos de su corazón.

—Trabaja para mi padre, no sé qué hace aquí, probablemente te estaba siguiendo. ¿No has notado nada de eso estos días, gente extraña siguiéndote?

—No, nada. Es la primera vez que me pasa algo como esto.

—Ten más cuidado y trata de estar alerta, ¿estás bien? —Tomó su mentón para ver su rostro.

—Sí estoy...

Mathew cambió el semblante recordando la situación entre ellos, apartó la mano de Joseph con brusquedad y empezó a caminar.

La Recompensa De Nuestro Pasado [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora