Capítulo 6

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―No abras esta puerta ―Ordenó amenazante viendo como el chico se paralizaba, y al notarlo sonrió nerviosa―. Am, aquí queda el sótano, pero no te lo puedo mostrar.

― ¿Por qué?

―Aquí hay cosas valiosas y a mi jefe no le gusta que nadie entre aquí.

Mathew sabía que era una total mentira, pero no iba decir nada, después de todo esa no era su casa, por ende, no era su problema y no debió hacer eso.

―Ah, discúlpame por no haber preguntado antes. ―Se levantó con la cabeza agachada avergonzado por sus actos.

―No te preocupes, yo tampoco debí haber hecho eso, creo que te asuste.

―No, no pasa nada.

―Okey creo que deberíamos continuar. ―Caminó hacia la puerta.

Mathew se quedó mirando un momento el cuadro en el suelo, sabía que no era su problema, pero la reacción de Valeria había captado bastante su atención y eso le hizo preguntarse «¿qué hay ahí dentro?». Prefirió no darle más vueltas al asunto y salió.

Valeria cerró la puerta y caminó hasta a un lado del gimnasio, que al igual que este, seguía siendo todo de cristal polarizado.

―Aquí tenemos la sala de juegos. ―Empujó de nuevo uno de los cristales, observando como el chico entraba y miraba el lugar fascinado, tocando con timidez alguna de y volteando a verla disimuladamente―. Al igual que el gimnasio puedes usar esto cuando quieras, siempre y cuando no descuides el trabajo, eh. ―Trató de que sintiera más relajado y él rio bajito―. Bien, ahora vamos al otro lado.

Después de cerrar cruzaron el salón hasta llegar a algo muy similar a las habitaciones anteriores. En la primera se encontraba una biblioteca bastante amplia y con estantes que iban del suelo al techo, mientras que en la otra había varias cosas tiradas, que, según Valeria, ya no se utilizaban.

―Y por último, que para mí es lo mejor... ―Tomó la mano del joven y lo llevó a la mitad del salón―. Párate aquí... no, un poco más atrás ―Miraba el suelo mientras lo acomodaba ―. Quédate ahí y no te muevas.

―Pero...

―Nada de peros, si te mueves te caes. ―rio.

El chico la miró desconcertado, pero ella sin poner atención se fue a uno de los costados del pasillo derecho, en la pared había un pequeño tablero con botones. Dando brinquitos como una niña pequeña presionó uno y automáticamente, a escasos centímetros de los pies de Mathew, el piso empezó a hundirse y poco a poco comenzó a llenarse de agua.

― ¡Es una piscina! ―exclamó el chico maravillado.

― ¡Síii! ―gritó igual de emocionada―. ¿No te parece genial?

―Es fantástico, nunca había visto algo como esto.

―Mira, mira, mira. ―Apretó rápidamente otro botón, el suelo comenzó a subir y el agua a desaparecer, una vez estuvo arriba por completo la chica se acercó a él arrodillándose y tocando el suelo―. Toca, toca. ―Mathew se arrodillo a su lado e hizo lo pedido.

―Está seco ―se sorprendió.

―Sí, tiene un sistema de sacado rápido, en el momento en que empieza a subir almacena el agua debajo y se seca solo. Tal vez no sea tan sorprendente como la piscina en sí, pero a mí me parece genial.

―Es genial. ―concordó mirando el piso y deseo que su hermana estuviera con él, de seguro estaría más sorprendida, habría sido extraordinario verla tan alegre, mostrando esa sonrisa que pone feliz a cualquiera.

La Recompensa De Nuestro Pasado [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora