002 - Cena de compañeros

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— Nos hemos fijado mis compañeros y yo que has estado muy callada e incluso un poco apartada durante la presentación, ¿estás bien? —preguntó mirándome con preocupación.

— Eh... —titubeé como siempre que conocía a alguien nuevo, no sé porqué me costaba tanto socializar—. Sí, sí, todo bien. Solo que todo esto es nuevo para mí y estoy un poco nerviosa, quiero hacerlo bien.

— No te preocupes, es normal, pero seguro que lo harás bien —sonrió con amabilidad—. Por cierto, me he percatado de que eres la más joven, con bastante diferencia del grupo de producción, ¿puede ser?

— Pues... De hecho creo... creo que sí... —balbuceé.

Dalia, relájate, no te va a comer por intentar entablar una conversación contigo.

— Me ha parecido escuchar que hay un chico unos 6 - 7 años mayor que yo, los demás ya son veteranos. Así que sí, supongo que soy la más joven —me rasqué la nuca con nerviosismo.

— Lo imaginaba —esbozó una sonrisa algo nerviosa—. Esto... Esta noche hemos quedado los actores más jóvenes de la serie —comentó señalando el grupo con el que estaba y al que anteriormente me había quedado mirando sin querer—. Iremos a cenar y a tomar algo a un pub que hay aquí cerca del estudio de grabación para conocernos todos un poco mejor. Ya que tienes una edad parecida a la nuestra, hemos pensado que tal vez te gustaría apuntarte. Pero solo si quieres eh, no es una obligación —añadió sacando la lengua dejándola sobre su labio superior y abriendo mucho los ojos.

— Esto... Pues... Yo... —empecé a sudar y a sonrojarme.

Dalia más te vale ir o tus amigos tomarán un vuelo y vendrán solo para darte una paliza por no salir de tu habitación.

— Vale, de acuerdo, me apunto —contesté tímidamente. Tenía que empezar a espabilar si no quería quedarme apartada de todos.

— ¡Genial! —exclamó entusiasmado—. Pásame tu número de móvil y te mando ubicación y hora —le pasé mi número— ¡Perfecto! Pues nos vemos más tarde! —movió la mano en el aire en señal de despedida y se alejó— ¡Ah! ¡Abrígate bien que estamos en noviembre y en Londres hace un frío que pela! —gritó desde la lejanía.

El resto de la mañana lo pasé con mis compañeros de producción que, a pesar de ser más mayores que yo, todos fueron muy simpáticos y amables conmigo, sobre todo mi supervisor Tom. Aunque en principio mi contrato era de ayudante de cámara, con las referencias que recibió Tom de mis prácticas en Cataluña decidió que, si yo estaba de acuerdo, ir probando el trabajo que se hacía en las diferentes unidades de producción para así descubrir qué parte se me daba mejor y poder enfocar mi carrera profesional en esa dirección.

No obstante, una podría pensar que eso era una manera de explotarme, pero yo no lo veía así. Más bien al contrario, lo veía como una gran oportunidad para así saber qué ofertas de trabajo son a las que querré optar desde que acabe este trabajo en adelante.

— Me han dicho tus tutores de las prácticas que realizaste en España que tu punto fuerte es la fotografía, ¿es cierto? —me preguntó Tom mientras comíamos algo en el catering, puesto que ya se habían hecho las 2 del mediodía—. De hecho, me mandaron algunos de los trabajos que has realizado y quedé realmente impresionado con lo buenos que eran para lo jovencita que eres tú. Desde luego tienes un don.

— Gracias... —sonreí levemente algo cohibida—. Sí, la verdad es que desde muy jovencita siempre he llevado una cámara encima y me ha encantado fotografiar, tanto a personas como paisajes. Durante la carrera también escogí optativas dedicadas a ello para mejorar mi técnica —añadí entusiasmada, cuando hablaba de mi trabajo a veces se me olvidaba mi timidez—. Aunque está claro que todavía me queda mucho por aprender y mucho camino por recorrer.

Dos veces amada | Parte I Donde viven las historias. Descúbrelo ahora