Dos veces amada | Parte I

32 - Despedida íntima

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29 enero 2016
Último día en Londres

La última semana de rodaje fue frenética y apenas tuvimos tiempo libre. Teníamos que dejar todas las escenas rodadas de los tres últimos episodios de la serie para que el equipo de post-producción tuviera tiempo de editarlos y que la emisión siguiera el horario previsto.

Finalmente, llegó mi último día en Inglaterra. Ese día al cual quería resistirme con todas mis fuerzas. Obviamente, quería volver a mi casa porque echaba muchos de menos a mi familia y amigos; pero volver también significaba tener que despedirme de todas las personas con las que había estrechado lazos aquí.

Antes de marcharme de regreso al hotel, justo después de terminar la comida del mediodía, mis compañeros de equipo y los directores se despidieron de mi con tristeza y deseándome lo mejor en mi nuevo trabajo.

También me despedí de los compañeros actores, de los cuáles dejé para el final a mis amigos. Aunque sabía que algunos de ellos, como Phoebe, me vendrían a despedir al aeropuerto. Empecé a ser consciente de que todo se había acabado cuando me quedé a solas con los cinco y no pude evitar empezar a llorar con desconsuelo. Lo demás también intentaban aguantarse las lágrimas.

— Bueno, vamos a relajarnos un poco, Dalia se va mañana —dijo Phoebe intentando calmar los ánimos—. Esta tarde/noche ya hemos quedado a tomar algo para despedirnos, así que mejor dejar las lágrimas para mañana y hoy vamos a pasarlo bien —nos "regañó".

— Tienes razón —me sequé las lágrimas—. Ahora debería recoger toda la ropa que tengo en la caravana para llevarla al hotel y hacer la maleta. Nos vemos esta noche —intenté sonreír.

Todos se fueron dispersando para recoger sus cosas y Phoebe me ayudó a preparar mi maleta ya que ella ya tenía la suya hecha. Al final, llevaba más trastos de los que pensaba y me llevó un buen rato recogerlo todo, casi dos horas. Sobre todo perdí más tiempo en asegurarme que no me olvidaba de nada que otra cosa.

Al ir tan cargada, Phoebe insistió en acompañarme hasta mi hotel y ayudarme a subir las cosas a mi habitación. Aunque le recalqué que no hacía falta, que seguro que alguno de los trabajadores del hotel me ayudaría, ella insistió hasta que cedí.

Llegamos al hotel y, cargadas como mulas, pusimos rumbo al ascensor para llegar a mi habitación y poder descansar un rato antes de quedar con los demás. He de decir que Phoebe fue bastante callada todo el camino, cosa que era muy rara en ella.

Sacamos todos los trastos del ascensor y nos dirigimos a mi habitación. Busqué con desespero la llave dentro de mi bolso, tenía unas ganas tremendas de dejar todo ese cargamento dentro y descansar un rato. Cuando por fin la encontré, abrí la puerta y las dos entramos. Encendí la luz y me llevé un gran susto.

— ¡SORPRESA! —gritaron desde el centro de la habitación Tuppence, Tom, John y Joseph.

— ¿Pero qué? —sorprendida de verlos a ellos, también me percaté que sobre la mesita del escritorio había un montón de bebidas y comida— ¿Cómo habéis hecho esto? noté como los ojos me empezaron a picar ya que lágrimas de emoción querían salir.

— ¡Ah! —Phoebe me besó en la mejilla—. Un mago nunca revela sus trucos —me guiñó el ojo.

— Ya te dije que no te sería tan fácil deshacerte de nosotros —Joseph me abrazó.