La verdad es que todo el tiempo que estuvimos desayunando estuve de lo más cómoda y relajada. Siempre me ponía nerviosa cuando estaba a solas con un chico, pero con Joseph estaba tan a gusto que ni tiempo me dio de darme cuenta de que solo estábamos él y yo. Cuando terminamos el café recogimos todo y lo dejamos limpio.
— Aún queda un rato para que lleguen los demás —dije mirando un pequeño reloj de pared que había dentro de la caravana.
— Si quieres podemos quedarnos un rato más aquí dentro hasta que lleguen —respondió volviéndose a sentar en la cama.
— Por mí bien, más tiempo de calorcito —me senté a su lado.
Para poder hablar mejor, nos sentamos frente a frente, con las piernas en forma de indio para poder vernos mejor. Joseph tenía el pelo un poco largo y, como aún no le habían peinado, algunos rizos se le caían por la cara, así que me acerqué un poco a él para apartárselos, quedándose nuestras caras a pocos centímetros.
Otra vez Dalia, controla estos impulsos que parece que buscas otra cosa.
— ¿Te han dicho alguna vez que tienes los ojos muy bonitos? Tienen un color miel precioso —susurró mientras hacía contacto visual.
— Gra... Gracias —volví a mí sitio, sonrojada y notando como se me aceleraba el corazón—. Los tuyos también soy muy bonitos, son como bombones de chocolate.
— Gra... gracias —pude ver cómo sus mejillas se tornaban rosadas—. Y bueno... —carraspeó sacando otra vez su lengua— ¿Qué hobbies tienes? A parte de fotografiar también en tu tiempo libre.
— Pues la verdad que me gusta mucho todo lo relacionado con el arte, así que también hice unos cuantos años de solfeo, aprendí a tocar el piano y también hice un poco de canto.
— Wow, ¡ya veo que eres toda una artista! —exclamó sorprendido—. Yo también estudié algo de música y tocar un poco la guitarra.
— ¡Qué casualidad! —sonreí alegre—. Pues sería divertido hacer un día un dúo.
— Hace mucho que no toco, me moriría de vergüenza —Joseph se rio como un niño.
— Andaaa —hice un puchero—. Solo seríamos tu y yo, obvio que no quiero que nadie más nos vea, mi miedo escénico me lo impediría —reí—. Además que yo también hace mucho que no practico, estaríamos igualados.
— Bueno... Me lo pensaré.
Seguimos hablando un rato más sobre nuestras respectivas amistades, nuestra manera de ser y como empezamos a estudiar la profesión a la que nos dedicamos.
— Me dieron una beca en Emanuel School, donde terminé mis estudios, como parte de mi programa académico de teatro y el año pasado me gradué en la London Academy of Music and Dramatic Art. Así que, igual que tú, he terminado hace nada de estudiar y este es mi primer gran trabajo.
— Pues que suerte haber coincidido —no dejar de mirarle embelesada en todo en rato que había hablado, su voz me tenía eclipsada—. A ver si con surte nuestras carreras van a la par.
— Ojalá que sí, para mí también ha sido una gran surte haberte conocido —sonrió.
De repente se hizo un silencio un tanto raro. Llevábamos casi una hora hablando y ahora simplemente nos habíamos quedado callados mirando a la nada.
— Dalia... —susurró débilmente.
— Dime Joseph —le miré algo nerviosa al ver como se aproximaba a mi.
— Me... Me gustaría —carraspeó—. Me gustaría saber si...
De repente se abrió la puerta de la caravana haciendo un gran estruendo interrumpiendo a Joseph y provocando que los dos saltáramos de la cama del susto. Era Phoebe. Llegaba tarde o eso creía ella porqué aún no habíamos empezado, y entró a trompicones.
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Dos veces amada | Parte I
FanfictionDalia es una chica tímida a la que siempre le ha apasionado el cine y la fotografía, por lo cual, sin dudarlo, decidió estudiar la carrera de cinematografía. Gracias a su esfuerzo consigue un primer trabajo como ayudante en una serie de la BBC en I...