048 - Un secreto a voces

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⚠️ ESTE CAPÍTULO TIENE LENGUAJE EXPLÍCITO +18, LEER BAJO VUESTRA PROPIA RESPONSABILIDAD  ⚠️

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El día de rodaje estaba siendo bastante intenso, aunque sinceramente creo que se me hizo largo porque aún estaba intentando digerir todas las emociones que pasé en el día de ayer con Dacre.

Aunque estaba bastante claro lo que había entre nosotros y no queríamos poner etiquetas, en parte me alegraba que los dos habláramos y decidiéramos ser pareja oficialmente. Cada vez que pensaba en ello, una sonrisa tonta se me dibujaba en la cara. 

Intentamos aparentar normalidad durante todo el día para que nadie sospechara nada, aunque era inevitable dedicarnos algunas miradas y sonrisas furtivas cada vez que cortábamos una escena. Además, a la mínima que estábamos juntos un segundo, nuestros amigos no paraban de lanzarnos miraditas escondiendo una sonrisa.

Ya estábamos casi en la recta final del rodaje, esta semana grabaríamos durante la mañana la pelea entre Steve y Billy, en la cual aparecen también Sadie, Finn, Gaten y Caleb. Teníamos que rodar muchos planos, así que nos llevaría tiempo. Además, tendríamos que dejar para la semana que viene los planos en el exterior ya que necesitábamos que fuera de noche para rodarlos.

Llegó al fin el primero de los descansos,  así que aproveché  y fui a por un café para Joe, para Dacre, para John y para mi. En ese instante; Sarah, la peluquera, junto con el equipo del maquillaje aprovecharon para retocar el maquillaje y peinado de los protagonistas.

— Ay Dalia, me podrías hacer un favor y traerme un café a mi también, ¿por favor? —murmuró Sarah con una mirada suplicante mientras retocaba las heridas de Joe.

— Y si pudieras para mí también te estaría eternamente agradecido —añadió Oliver, el ayudante de Sarah.

— ¡Claro, sin problema! Enseguida os los traigo —respondí mientras volvía sobre mis pasos para ir a buscar dos cafés más.

— ¡Gracias! —exclamaron los dos al unísono.

Sarah era una mujer muy simpática y extrovertida, tendría unos 38 aunque parecía más joven. Oliver, por su parte, era un poquito más mayor que nosotros, tendría unos 27 años. Sarah Había cogido confianza en seguida con los nuevos integrantes del reparto de actores, entre ellos Dacre; él era el uno de los pocos que llevaba peluca y necesitaba más retoques que los demás, así que pasaba muchas horas junto a él. Tanto es así, que incluso cuando Dacre quería cortarse el pelo  para el día a día, también se lo pedía a ella.

Una vez volví, les entregué los cafés. Ambos me lo volvieron a agradecer y descansaron un segundo de sus quehaceres para tomarse con un poco de calma la bebida mientras charlaban con nosotros, sentados alrededor de una mesa. Me percaté que Sarah tenía unas gafas de sol de color rosas muy graciosas, así que se las pedí para pasar un poco el rato.

— ¿Me dejas las gafas un segundo? Me parecen muy monas —le puse ojitos a Sarah.

— Claro —rio mientras me las prestaba—. No era necesario poner esa carita, te las iba a dejar igual —yo también me reí.

— ¿Qué tal me quedan? —me las coloqué y puse morritos mientras volvía a sentarme en mi silla.

— Tienes la cara demasiado pequeña para unas gafas tan grandes —dijo John y todos estallaron en una carcajada.

— A veces odio tu sinceridad —me levanté para acercarme a él y darle un golpe en el hombro.

— No es cierto, estás muy guapa —sonrió Dacre, el cual estaba sentado al lado de John—. Pero estoy seguro que a mí  me quedan mejor —aprovechó que estaba a su lado para quitármelas y se las puso él— ¿Qué tal estoy?

Dos veces amada | Parte I Donde viven las historias. Descúbrelo ahora