— ¡Dalia, espera un momento! —era Joseph intentando alcanzarme antes de que llegara al coche.
La verdad es que no habíamos cruzado muchas palabras. Hablamos sí, pero no tanto como la noche anterior, y también compartimos pocas miradas durante la noche. Supongo que aún por la incomodidad de lo ocurrido por la mañana, aunque tuviéramos claro que no habíamos hecho nada malo.
— ¿Qué ocurre? —me detuve para girarme hacia él— ¿Todo bien?
— Si, todo bien, sólo quería saber si tu estabas bien. Aunque parecías contenta hablando con todos me ha dado la sensación de que estabas un poco incómoda —se acercó un poco más a mi y vi que tenía cara de preocupación.
— Si, tranquilo, no es nada. Mañana será otro día —esbocé una media sonrisa.
— Bueno, no te conozco mucho, pero esa sonrisa estoy seguro que no es verdadera...
— De verdad Joseph, no te preocupes. Está todo bien, solo necesito descansar —no tenía ganas de volver a hablar del tema.
Se hizo un breve silencio, aunque esta vez sí fue algo incómodo. Solo quería hacer borrón y cuenta nueva, al fin y al cabo llevaba muy poco aquí y prefería empezar de cero, como si lo de esta mañana no hubiese pasado. Así que me dispuse de nuevo a caminar con Joseph a mi lado. Ya casi estaba llegando al coche que me iba a llevar de vuelta al hotel.
— Tranquilo Joseph, mañana nos vemos, me voy al hotel ya. ¡Que descanses! —le sonreí, esta vez sinceramente, y me di la vuelta para entrar en el coche Nada más dar un paso noté como él me agarraba del brazo y volteé a verle.
— Lo siento Dalia. Con lo bien que nos lo habíamos pasado todos la otra noche, siento haberte puesto en esta situación tan incómoda —parecía que le daba vergüenza mirarme a los ojos—. A pesar de todo, espero que podamos conocernos mejor y llegar a ser buenos amigos —me dio mucha ternura.
— Seguro que lo seremos Joseph, no tengo ninguna duda —tomé la mano que tenía en mi brazo y se la estreché. Al fin conseguí que me mirara a los ojos—. Y no tienes que pedirme disculpas, no has hecho nada malo, ni yo tampoco. Somos adultos y compañeros de trabajo, hice por ti lo mismo que hubiera hecho por Phoebe, por Tuppence o por Tom esa noche. Es simple compañerismo.
— De acuerdo, gracias por hablar conmigo, me quedo más tranquilo. No te robo más tiempo, te dejo que vayas a descansar. Nos vemos mañana —depositó un beso en mi mejilla—. Que descanses.
Bueno, parece que ya estaba todo aclarado, así que me metí en el coche y me fui rumbo al hotel, aún tenía pendiente hacer la llamada de rigor a mi familia. Con mis amigos no quedamos en que tuviéramos que llamarnos cada día, pero necesitaba hablar con ellos. Necesitaba una cara amiga que no fuera nueva.
Nada más llegar al hotel, subí arrastrando las piernas a la habitación, se estaba empezando a notar el cansancio de todo el día. Me puse el pijama y cogí la tablet para hacer una videollamada con mi familia. Por casa todo iba bien, así que por esa parte me quedé tranquila.
Ahora tocaba llamar a mis amigos. Conociéndolos seguro que se iban a burlar de mí cuándo les contara todo lo sucedido.
— ¡Quién te ha visto y quién te ve, Dalia! —exclamó Dídac riéndose a carcajadas.
— Te llevas a un chico a la cama y otro se pone celoso. Eres toda una rompecorazones —se burló Xavier.
— No me he llevado a nadie a la cama —refunfuñé cruzándome de brazos.
— Lo sabemos Dalia, solo es una broma. Es que es demasiado fácil hacerte rabiar —rio Claudia—. Pero bueno, no negarás que es gracioso verte en esta situación y poniéndole los puntos sobre la íes a un chico que acabas de conocer, con lo tímida que tu eres.
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Dos veces amada | Parte I
FanfictionDalia es una chica tímida a la que siempre le ha apasionado el cine y la fotografía, por lo cual, sin dudarlo, decidió estudiar la carrera de cinematografía. Gracias a su esfuerzo consigue un primer trabajo como ayudante en una serie de la BBC en I...