Phoebe y yo estábamos tan dormidas que no nos enteramos de que sonó la alarma, más bien nos despertaron unos golpes en la puerta. Abrí los ojos como pude y vi que eran las 7:10 de la mañana. Fui hacia la puerta adormilada e intentando no chocar con los muebles.
— ¿Qué pasa? —bostecé y me froté los ojos mientras abría la puerta.
— Estás preciosa por las mañanas eh —se burló Tuppence al ver lo despeinada y dormida que estaba— ¿Cómo puede ser que estéis durmiendo? Se oye vuestra alarma desde aquí afuera.
—Pues, Phoebe está aún roncando... —miré hacia el interior. La alarma seguía sonando y Phoebe ni se había inmutado—. Las hay peores que yo —reí.
— Venga, vamos a despertarla que tenemos que desayunar y vestirnos —entró riéndose—. A la de tres nos tiramos encima de ella.
— ¡PHOBE DESPIERTA! —nos tiramos encima de ella gritando y Phoebe se sobresaltó. Puso la mirada perdida, parecía que no sabía donde se encontraba, estaba muy graciosa.
— ¡¿Qué pasa, QUÉ PASA?! —estaba visiblemente asustada. Tuppence y yo estallamos en risas. Tanto que se nos caían hasta las lágrimas—. Sois tontas, que susto me habéis dado jolines —se quejó intentando levantarse de la cama.
— Va. Levántate rápido, que en vestuario ya nos esperan —Tuppence tiró de su brazo para ayudarla.
— Adelántate tú, ahora voy —Phoebe se frotaba los ojos— ¡Déjame quitarme el pijama al menos mujer! —se dirigió al baño a lavarse la cara y peinarse.
— Vale, en 15 minutos, ni uno más. Te espero allí —la amenazó con el dedo—. Nos vemos luego Dalia —dijo acariciándome el brazo y saliendo por la puerta.
— Hasta luego —le sonreí. Cuando se hubo ido, finalmente paré la alarma, no sé cómo no la oímos con el estruendo que hacía.
Phoebe estuvo un buen rato en el baño así que yo aproveché para cambiarme y ya me peinaría cuando ella saliera. Al fin salió y yo pude lavarme los dientes y peinarme, esta vez me hice un moño alto.
Cuando antes abrí la puerta para dejar entrar a Tuppence a despertar a Phoebe, me di cuenta de que hacía viento, así que lo mejor era sujetar el pelo para trabajar cómoda. Salí del baño una vez estuve arreglada y Phoebe aún seguía ahí.
— ¿Qué haces aquí todavía? Tuppence te va a matar por llegar tarde, ¿lo sabes no? —inquirí.
— Sobreviviré tranquila. Aquí lo importante es —hizo una pausa dramática, como se nota que es actriz— ¿Ya le has contestado a Joseph sobre vuestra cita?
— Todavía no, me quedé dormida —Phoebe me tiró un cojín poniendo cara de pocos amigos— ¡Auch, eso ha dolido! Me dijo que podía contestarle hoy. Seguro que a esta hora está tomando su café, ahora iba a contestarle. ¡IMPACIENTE!
— Pues vamos —tiró de mi brazo sacándome de la caravana, con tanta fuerza que casi provocó que me cayera—. No sé a qué estás esperando, con lo que le cuesta a Joseph pedirle salir a las chicas y tu vas y le haces esperar...
— Que no es una cita Phoebe —paré en seco—. Y no te preocupes que ya voy, pero si sigues tirando así de mi brazo, me lo vas a desencajar y voy a tener que pedir la baja. Y, entonces, no podré quedar con él.
— Perdón perdón, ya paro —llegamos a la zona del catering y, como imaginaba, Joseph estaba ahí con su café, junto a Tom—. Venga, allí lo tienes, ves a decírselo.
— Pero, está con Tom... —titubeé.
— ¿Y? Acabas de decirme que no es una cita... Si no es una cita no veo problema en qué le digas a Joseph que te apetece la idea del teatro, aunque esté Tom delante —me empujó para que fuera la dirección donde estaban los dos chicos.
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Dos veces amada | Parte I
Fiksi PenggemarDalia es una chica tímida a la que siempre le ha apasionado el cine y la fotografía, por lo cual, sin dudarlo, decidió estudiar la carrera de cinematografía. Gracias a su esfuerzo consigue un primer trabajo como ayudante en una serie de la BBC en I...