046 - Rosas blancas y un problema

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Abril 2017


El rodaje seguía avanzando a buen ritmo, después de tantos meses ya nos habíamos acostumbrado a los madrugones y también a las grabaciones en horas intempestivas. La amistad entre todos seguía creciendo, incluso con los actores más jóvenes del rodaje, sobre todo por parte de Joe Keery que parecía un niño más, era muy tierno verlo con los más pequeños.

Hablando de él, desde el día que nos atrapó a Dacre y a mí en una situación, por así decirlo, comprometida; ambos hemos ido con mucho más cuidado a la hora de que nadie se enterase de nuestra relación. Era incluso divertido tener que besarnos a escondidas, parecíamos dos adolescentes que recién descubren lo que es el amor.

Aunque por desgracia la cosa todavía no había pasado a nada más que besos furtivos, miradas cómplices y caricias escondidas. Con el ritmo del rodaje y que Dacre se iba de seguido porqué seguía con la promoción de Power Rangers, no habíamos tenido ocasión de tener algo más íntimo. A parte, los pocos momentos que conseguíamos algo de intimidad, siempre había algo o alguien que nos interrumpía.

Obviamente, si finalmente nos hacíamos pareja, sabíamos que nuestra relación algún día saldría a la luz. Pero si eso tenía que pasar preferíamos que tuviera lugar cuando el rodaje hubiera terminado, ya que tendríamos más tranquilidad y a menos gente que pudiera murmurar a nuestro alrededor. Mientras, simplemente queríamos seguir conociéndonos más y ver hacia dónde nos llevaba todo esto.










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13 de abril de 2017

El ambiente primaveral había llegado y, con él, el sol y el buen tiempo. Así que en los descansos aprovechábamos para relajarnos sobre el césped o charlar tranquilamente al sol. Además de eso, el cumpleaños de Joe y el mío estaban cerca, él cumplía el 24 de abril y yo el 20, así que teníamos pensado celebrar algo conjuntamente el fin de semana en que ambos coincidían.

Hoy, aprovechando que Dacre por fin había vuelto después de estar tres semanas fuera, grabaríamos algunas tomas pendientes de su personaje que quedaban por rodar de algunos episodios.

Sonó el despertador y, aunque estaba cansada, me levanté de un salto y me metí en la ducha para empezar a arreglarme. Dacre llegó de madrugada, por lo que no había tenido tiempo de verle todavía, solo el pensar en verle de nuevo fue lo que me hizo levantar como un resorte.

El cansancio se debía a que me costó mucho dormirme por las ganas que tenía de abrazarle y besarle de nuevo. Ya sé que hacía apenas dos meses que lo nuestro, fuera lo que fuera, había empezado; pero no podía evitar la necesidad de tenerle a mi lado a la mínima oportunidad. Y, después de tanto tiempo sin verle, tenía más ganas todavía.

Me arreglé, cogí todo lo necesario para ir al set y salí de mi habitación. Me aseguré de que no había nadie por los pasillos y di unos golpecitos a la puerta de la habitación de Dacre. No tuve que esperar hasta que la puerta se abrió dejando ver esos preciosos ojos azules.

— Buenos días preciosa —dijo apoyando un brazo en el marco de la puerta.

— Buenos días lindo —sonreí todavía desde el pasillo— ¿Qué tal la promoción?

— Muy bien —sonrió—. Aunque he echado de menos una cosa estas tres semanas —me miró divertido.

Acto seguido, tiró de mí para introducirme dentro de su habitación y cerró la puerta tras de sí. Vino con decisión hacia mí, situó ambas manos en mi nuca y nuestros labios se fundieron en un anhelado beso a la vez que yo rodeé su cintura con mis brazos.

Dos veces amada | Parte I Donde viven las historias. Descúbrelo ahora