005 - Prueba de vestuario

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— Eso, ¿algo que contar? —preguntó Tom, pero este no reía. Nos miraba seriamente a Joseph y a mí—. Os fuisteis juntos ayer de la cena...

— Bueno...esto... —no supe que responder.

En realidad no sabía porqué estaba nerviosa. No había hecho nada, simplemente echarle un cable a un compañero de trabajo.

— Sí, nos fuimos juntos —Joseph respondió sin darle más importancia, menos mal—. Llevo la misma ropa que ayer porque me quedé a dormir con Dalia cuando la acompañé al hotel y esta mañana no me daba tiempo a ir al mío a buscar ropa para cambiarme —añadió relajado.

— ¡Ajá! Por eso habéis llegado los dos a la vez, pillines —Tuppence nos miró divertida.

— Vaya Joseph, no has perdido el tiempo... —Tom se cruzó de brazos mirando seriamente a Joseph.

— ¿QUÉ? No, no, nada que ver —ya vi el camino en el que iba la conversación—. Yo le ofrecí quedarse a dor-mir Joseph  —recalqué la palabra dormir separándola en sílabas—. Porque ya era muy tarde y estaba lloviendo a mares. No pasó absolutamente nada de lo que está pasando por vuestras cabezas.

— Exacto —reafirmó Joseph—. Además que me quedé dormido media hora en el hall del hotel de Dalia y ella se ofreció subir a su habitación porque ya eran sobre la una de la madrugada.

— Efectivamente —continué—. A parte de que estábamos en camas separadas. Además solo somos compañeros de trabajo, igual que con vosotros tres. Y os conocí a todos ayer, he venido a trabajar no a acostarme con alguno de vosotros —farfullé mirando cabreada a Tom.

Dejé mi taza de café encima de la mesa y me fui enfurruñada a dar una vuelta para intentar calmarme. Mientras me alejaba oí a Phoebe hablar.

— Genial Tom, buena manera de empezar una amistad.

Seguí caminando hasta que noté que alguien agarraba mi brazo para pararme. Era Phoebe.

— Dalia no te enfades... —puso cara triste.

— No estoy enfadada, solo molesta. Sé que se podría malinterpretar la situación, pero no tenemos porqué aguantar ni yo ni Joseph según qué comentarios sarcásticos por parte de nadie, en este caso de Tom —tomé aire.

— Tienes toda la razón Dalia, pero no se lo tomes en cuenta. Él siempre ha sido un rompe corazones mientras que Joseph siempre ha sido más reservado con las chicas —me acarició el brazo intentando tranquilizarme—. Y como buen "macho alfa" que se precie, no puede soportar que la chica nueva de la "manada" se fije primero en otro antes que en él — se burló con intención de calmarme.

— Bueno, de acuerdo. Pero igualmente si por lo que fuera me hubiera acostado con Joseph, él no es quién para reprocharme nada. Yo con mi vida personal y mi cuerpo hago lo que quiero, con quien quiero y cuando quiero.

— ¡Exacto! Y por eso has hecho bien en pararle los pies. Sólo digo que le des una oportunidad e intentéis ser amigos. Seguro que ha aprendido la lección después de la bronca.

— Está bien. Lo haré porque tú me lo pides y porque no quiero que haya mal ambiente en el trabajo y que podamos llevarnos todos lo mejor posible...

— ¡Genial! —me abrazó con efusividad—. Ahora volvamos con todos, la prueba de vestuario está a punto de empezar —tiró de mi brazo y empezó a correr.

Así pues, fuimos a la zona donde tenían todo el vestuario. El elenco principal ya se estaba empezando a vestir y solo quedaba Phoebe por empezar a alistarse
Se había retrasado un poco por mi culpa, pero bueno, hizo como si nada y fue a buscar su vestuario.

Dos veces amada | Parte I Donde viven las historias. Descúbrelo ahora