042 - Primer beso

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Narra Dalia:

(Después de la discusión con Dacre, en la habitación de Dalia)

Me metí rápidamente en la habitación después de las hirientes palabras que Dacre había tenido conmigo. Me senté en el borde de la cama cubriéndome la cara con mis manos para frenar las lágrimas.

Sentí un fuerte dolor en el pecho cuando dijo que no le gustaba, que yo no era su problema y que no esperase nada de él. Esas palabras sonaron como espadas clavándose en mi corazón. ¿Porqué? ¿Porqué me dolían tanto sus palabras?

Porque empiezas a sentir algo por él, no lo niegues más.

En realidad me daba igual ahora mismo si empezaba a sentir algo por él. Se había comportado como un auténtico idiota, conmigo y con Joseph.

Joseph, tus sentimientos por él se han vuelto a despertar por ese beso.

Estaba tan sumergida en mis pensamientos que no era consciente de que Joseph había entrado conmigo a la habitación hasta que noté como sus dedos recorrían suavemente mi espalda para intentar reconfortarme.

— Joseph yo... —me enderecé y me sequé las lágrimas con la chaqueta para mirarle—. No sé que ha ha ocurrido ahí fuera, Dacre es un cielo de hombre. No sé que le ha pasado para comportarse así —le miré algo triste—. Igual que tú. No tendrías que haber hablado de mí como si yo no estuviera presente, no soy un juguete.

— Lo sé, lo siento Dalia —me cogió de la mano para acariciarla—. Creo que el alcohol nos ha jugado una mala pasada a todos esta noche y ha hecho que sacáramos cosas que teníamos guardadas solo para nosotros —carraspeó—. De verdad, lo siento...

— Está bien... —me mordí el interior de la mejilla—. Solo quiero que entiendas que me ha dolido verte así, bueno veros a los dos. Sois los dos muy importantes para mí, me hubiera gustado que os llevaseis bien.

— Dalia... —Joseph me miró con ternura a los ojos y me puso un mechón de pelo detrás de la oreja—. Estoy seguro de que Dacre es un buen chico. Ya te lo he dicho, el alcohol nos ha jugado una mala pasada a todos —suspiró aun teniendo su mano en mi nuca—. Solo es que verlo celoso a él, ha hecho que me pusiera celoso yo pensando que había algo entre vosotros.

— Dacre no está celoso Joe —le miré seriamente—. Tenía razón en algo, que si fue él quien me tuvo que secar gran parte de mis lágrimas cuando pusiste distancia entre nosotros, estaba completamente rota y él me ayudó a recomponerme. Sólo se preocupa de que no me vuelva a pasar lo mismo... Aunque se haya comportado como un auténtico idiota.

— Se ha comportado como un idiota porqué le gustas, Dalia —Joseph dibujo una sonrisa nerviosa mientras negaba con la cabeza—. Otra cosa es que tu no quieras verlo.

— Sólo somos amigos, ya lo he dicho muchas veces —dije mientras inconscientemente jugaba con el colgante de mi cuello, el que me había regalado Dacre—. Ya lo has oído, no le gusto, ni soy su problema. Además, no deberías estar celoso —me levanté de la cama, separándome de él y cruzándome de brazos—. Te recuerdo que fuiste tu quien puso distancia entre los dos, no tienes derecho a ponerte celoso.

— Dalia, yo... —Joseph se levantó y se puso frente a mi.

— No, Joseph —le di un golpe en el pecho con mi dedo índice—. No tienes ningún derecho a reprocharme nada. He estado un año cerrada al amor, sólo pensando en ti —mi tono de voz era cada vez más elevado—. Y, cuando por fin estaba empezando olvidarte, apareces. Y no me malinterpretes, me ha hecho mucha ilusión verte y ver que todo sigue igual. Pero no puedes venir, después de decirme que me olvide de ti, y decir que estás celoso de otro chico, con el que ni siquiera tengo absolutamente nada. ¿Y sabes porqué? Porqué aún me queda algún sentimiento por ti y que no debería tener —empecé a sollozar mientras casi gritaba en llanto—. No tienes ningún derecho a hacerme esto.

Dos veces amada | Parte I Donde viven las historias. Descúbrelo ahora