Prólogo

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—Te estoy diciendo que seas feliz, conmigo o sin mi, pero que lo seas. —sus dedos quitan de mis mejillas las lagrimas que siguen cayendo y en este momento, aunque pueda parecer precipitado quiero decirle que le quiero. Que le quiero a él, tal y como es. Que le quiero por darme tanto, por haberme demostrado que vale la pena volver a intentarlo siempre. Quiero gritarle que le quiero por haberme hecho la niña más feliz entre sus brazos y porque, aun con miedo y por encima de todo, ha intentado quererme.

Sus labios se pegan de nuevo a los míos y esta vez me sabe diferente al resto de besos que me ha dado. Sabe a amor. Sabe a amor porque aunque solo han pasado seis meses desde que nos conocimos me ha hecho sentir que 'amor' no es una exageración. Me ha hecho sentir que 'amor' no solo es querer, si no saber quedarse y levantar la cabeza juntos para todo lo que pueda venir en un presente o en un futuro.

—Valentina, eres mi hilo rojo.

Ya no nos queda tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora