29| Todo va a salir bien

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VALENTINA

Ayer en cuanto Sam desapareció calle abajo me metí en la cama y me quedé dormida casi sin darme cuenta. No sabia que me estaba pasando en ese momento. Deseaba que Sam se quedara conmigo, necesitaba mas de el. De sus brazos. De su paz. Pero no podía aferrarme a el y esperar que se quedase.

Como no cerré las persianas la luz entra de lleno en toda la habitación y me cuesta unos segundos de mas acostumbrarme a ella. Alargo el brazo y cojo el móvil de encima de la mesita de noche. Casi se me cae el móvil en la cara al leer los mensajes que me envió Sam ayer noche. Vino a buscarme. Volvió. Sonrío y suelto el aire para ralentizar mis latidos.

Marco el teléfono de Kaela y me lo coge a los tres tonos. Siento que le debo algo por lo de ayer y necesito pasar tiempo con ella.

—Buenos días rubia. —sonrío al escacharla.

—Buenos días pequitas. —suelta un bufido y suelto una carcajada ronca mientras me voy desperezando y me siento en la cama.

—¿Que tal estas hoy?

—Mejor, me apetece pasar el día contigo. Ven a casa, estoy sola.

—Llevo desayuno. —y no me deja contestar porque cuelga enseguida. Tarda en llegar lo que tardo en adecentarme un poco y no parecer un zombie andante. Bajo los escalones de dos en dos hasta abrir la puerta y tirarme encima de ella con los brazos abiertos.

Paz. Tranquilidad. Hogar.

—Te echaba de menos. —le digo mientras dejo de abrazarla y casi la empujo para que entre en casa lo mas rápido posible. Como si fuese a irse en cualquier momento.

—Ayer te esperaba. —cojo aire y nos sentamos las dos en el sofá. Le miro a los ojos y suelto el aire.

—Prefería quedarme en casa. No tenia los ánimos como para estar todo el día sonriendo como si nada pasase.

—Hubiese cancelado los planes con ellos si hacia falta. O habría venido aquí contigo. Pero preferiste que fuese Walker el que viniese a verte, ¿no? —reprime una sonrisa y noto como mis mejillas se tornan rojas.

'Buenas noches, ojos azules.'

—Era a la persona que menos esperaba ver en mi puerta.

—Pero te vino bien.

—¿Y eso te lo ha dicho o el o lo has deducido tu? —pega un mordisco a la tostada que saca de la bolsa mientras me tiende otra.

—Oliver y Julia cada vez están mas juntos. —no se me pasa por alto el cambio de tema, pero lo dejo para otro momento. Asiento pegando un sorbo al café. —Julia está mucho mas feliz en comparación a hace unas semanas.

—Me alegro entonces. Oli también está mas animado. El venir aquí no le hacia mucha ilusión, me alegra que le hayáis aceptado como a uno mas.

—¿Como no íbamos a hacerlo? Es un clon de ti, pero en chico. Da luz allí donde va. Es buen chico.

—Lo es. —y no volvemos a hablar hasta que no queda ni rastro del desayuno. Subimos a mi habitación, hemos decidido tomar el sol en el jardín trasero de casa pero no llevo el bikini puesto, así que me desprendo de la ropa que llevo y la sustituyo por un el atuendo adecuado.

—A veces te miro y me replanteo mi sexualidad. —suelto una carcajada y ella también lo hace. Me acabo de poner el bikini y ella sigue hablando mientras se quita la ropa dejándola en una esquina de la cama. Nos sentamos una al lado de la otra en las tumbonas cara al sol.

—¿Que tal fue con Sam? —titubea al preguntarlo como si dudase de si me esta preguntando por algo que no debería.

—Bien. —me descubro a mi misma sonriendo y me obligo a apretar los labios. —Mas que bien.

—Me alegro de que hayáis conectado. Eso no es fácil con Sam.

—Lo se. —Kaela deja de mirar al sol para mirarme a mi con las gafas de sol todavía puestas.

—Explícame como pudiste no enfadarte por lo que hizo. —me rio y niego con la cabeza mientras le devuelvo la mirada.

—Igual que le dije a el, no me debe nada. No somos nada y no tiene porque dejar de hacer algo en el momento en el que le salga hacerlo, aunque sea por miedo, rabia o placer.

—Eres increíble.

—No tiene nada que ver. —me rio y ella se pone las gafas en la cabeza.

—Confia en el.

—Confío en el. —no dice nada mas. Se coloca las gafas de nuevo y mira al frente. No es hasta que pasan unos minutos que hablo de nuevo. —¿Tu tienes a alguien en tu vida?

Tarda en responder, pero cuando lo hace su voz suena mucho mas baja que hace unos segundos y aunque yo todavía le miro, ella no lo hace.

—Conan. Conan Avery. —está seria, muy seria para ser Kaela y no se si me estoy metiendo en terreno pantanoso, pero aun así, sigo. Tengo un don para meterme en la boca del lobo.

—Te escucho.

—No estamos juntos. Lo hemos intentado miles de veces, es imposible. —me siento en la tumbona dandole la espalda al sol y mirándola a ella directamente.

—¿Es imposible porque no os gustáis mutuamente? ¿Porque hay situaciones personales que lo impiden? ¿Porque no te trata bien?

—No es nada de eso. —sonríe triste mientras niega con la cabeza.

—Entonces, me sabe mal decirte que no es imposible.

—Nunca conseguimos que vaya bien, al menos, no del todo. No encajamos.

—Esa conclusión la has sacado tu solita. —es una afirmación y se que tengo razón cuando coge aire lentamente.

—Con todas las chicas que hay me pregunto porque me ha elegido a mi. Hay chicas que le sabrán querer mejor. —frunzo el ceño y desvío mi mirada a su pecho que empieza a subir y a bajar de manera irregular.

—Tu misma lo has dicho, hay miles de chicas y a pesar de eso te ha elegido a ti. Por algo debe ser. —se pasa las yemas de los dedos bajo las gafas de sol y me tumbo encima de su cuerpo. Le quito las gafas dejándolas en mi tumbona y le rodeo el cuello con mis brazos. Pasan varios minutos en los que mi espalda arde por el sol, pero Kaela sigue llorando y yo la sigo abrazando.

Le miro a los ojos apartándome de ella. Le limpio las lagrimas que caen por sus mejillas. En este momento solo puedo acordarme de el. De Ethan.  El estuvo a mi lado día y noche durante años, cuando peor estaba. Siempre estaba abrazándome cuando dormía. Siempre se cabreaba cuando yo pensaba en agachar la cabeza de nuevo. Estuvo conmigo cuando recaí. Pero también cuando logré ser feliz de nuevo. Estuvo conmigo siempre.

—Todo va a salir bien, Kaela.

Ya no nos queda tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora