VALENTINA
Hablo con las chicas sobre la arena cuando Noah aparece de pie a nuestro lado. Sonrío al verle y el también lo hace. Estiro los brazos para que me ayude a levantarme y cuando lo hace me pego a su pecho, abrazándole. Sus brazos me rodean el cuello devolviéndome el abrazo y pega sus labios a mi cabeza.
—Hola rubia.
—Hola Noah. —me separo de el y le sonrío. En este momento Sam se acerca a nosotros o eso creo porque saluda de manera seca a las chicas y en cuanto su mirada encuentra la mía siento que me duelen las mejillas de tanto que sonrió, pero como respuesta me da la espalda y se sienta en la arena. Tardo uno segundos de mas en reaccionar. No entiendo que pasa. No entiendo que le pasa. Miro a Noah implorando paciencia y este alza los hombros como si el tampoco supiese que es lo que le pasa a Sam.
—¿Vamos al agua? —es Noah quien habla. Miro a Sam de nuevo, que me mira desde su toalla con las gafas de sol puestas y su pecho desnudo. Miro de nuevo a Noah y salgo corriendo hacia el agua mientras me rio.
—Te mueves lento Nohita. —suerte es el poder haber acabado la frase, me alcanza y posa sus manos en mi cabeza para meterme de lleno bajo el agua. Cuando me deja salir habla con una sonrisa orgullosa en los labios mientras me aparto de el y me paso las manos por la cara apartando el pelo.
—No me llames así o esto será la guerra.
—Vale, Nohita. —suelto una carcajada y mi intento de correr sobre el agua es en vano porque sus brazos me rodean la cintura y en cuestión de segundos estoy colgando boca abajo de su hombro. Sus dedos tocan mis costillas y me rio a carcajadas mientras intento que se detenga.
Cuando las manos de Noah tocan la piel de mis costillas, a mi cabeza acude Sam. En sus dedos rozando cada centímetro de mi piel. En sus labios curvándose en una sonrisa. En él estando dentro de mi. En su respiración tranquila cuando duerme. En los lunares de su espalda. Trago saliva y intento camuflar las pulsaciones descontroladas de mi corazón. No se que ha pasado. En cierta manera me descoloca que pase de todo a nada en cuestión de horas. Ayer me sonreía y me abrazaba y hoy me mira como si fuese la peor de sus enemigas. Y aunque no se que ha podido pasar no creo que esta sea la mejor actitud. No creo que me la merezca. Y lo peor de todo es que el lo sabe, incluso mejor que yo.
Cuando me quiero dar cuenta Noah me está tumbando en mi toalla para acto seguido tumbarse encima de mi, cadena que es seguida por las chicas. Reímos y ahora es Noah quien hace lo posible para cargar con el peso. La sombra de Sam nos tapa el sol y quita a las chicas de una en una, incluyendo a Noah, que le mira como si estuviera haciendo un esfuerzo sobrehumano para no soltarle al moreno todo lo que se le viene a la cabeza en este momento.
—¿Que queréis hacerle daño? —resopla malhumorado con si fuésemos niños pequeños haciendo travesuras y pongo los ojos en blanco mientras intento dejar de reírme.
—No necesito un guardaespaldas. —y por como se infla su pecho se que no le ha gustado que le responda de esta manera, pero tiene que darse cuenta de que no todo es como el desea. No dice nada. Aparta la mirada de la mía y Julia interrumpe el silencio.
—¿Y tu desde cuando te preocupas por alguien? —se gana una mirada de Sam por encima de las gafas que a mi me hubiera congelado de pies a cabeza, pero ella le sonríe como respuesta. Kaela debe darse cuenta de que no estoy entendiendo nada porque es la siguiente en hablar.
—Es así Valentina, déjalo. —se sienta a mi lado y dejo de mirar a Sam para mirarla a ella.
—Que sea como quiera ser. —no se si le estoy defendiendo o si, por el contrario, el enfado se está apoderando de mi. La mirada de Sam traspasa las gafas, me pongo yo las mías y decido ignorarlo. Las chicas deciden hacer lo mismo y, aunque se que están deseando decir algo, no lo hacen y el silencio incómodo se extiende durante minutos. Un silencio tenso e insoportable. Noah está sentado en la toalla con una actitud pasiva ante la situación, como si no fuese con el y Sam imita la actitud de este. Respiro hondo, me quito las gafas de sol y como odio haber creado este ambiente, me levanto y camino hasta sumergirme en el agua.
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Ya no nos queda tiempo
RomanceValentina no tiene miedo de empezar su vida de cero. Hace pocos años que dejó el miedo a un lado y decidió quererse ante todas y cada una de las situaciones. Lo que no tenia planeado era conocer a Sam Walker en el viaje de camino a Los Ángeles. Sam...