VALENTINA
—Vendremos a verte pronto. —sus ojos brillan por las lagrimas y yo solo puedo sonreír aferrada a su cuerpo. No han pasado ni tres horas desde que ha hablado con Charlotte, pero tiene la necesidad imperiosa de volver a Australia y no voy a ser yo quien lo impida, aunque he de decir que me encantaría hacerlo.
—Todo va a salir bien, confía en ti. —le quito las lagrimas que se deslizan sobre sus mejillas y el clava sus labios en mi frente.
—No dejes de sonreír como lo haces con Sam. No tengas miedo y déjate llevar. —asiento levemente y nuestros cuerpos se separan. Ethan me da la espalda y en pocos segundos lo pierdo de vista entre la gente.
Estoy conduciendo de camino a casa con lagrimas rodando por mis mejillas, echaba tanto de menos a Ethan que necesitaba mas de el. Necesitaba mas días. Mas abrazos. Mas risas. Mas miradas. Le necesitaba a el, pero supongo que hay veces que algo va por encima de todo eso.
La cara de Kaela aparece en la pantalla del coche y lo cojo tras aclararme la voz.
—Hola pequitas. —suelta un bufido y suelto algo parecido a una risa.
—Hola ojos azules.
—Eso es lo menos original que me han dicho nunca.
—Anda que pequitas.
—Pequitas es bonito, ojos azules da como miedo.
—Si te lo dice Sam no te da tanto miedo.
—Touché. —Kaela suelta una carcajada y habla de nuevo.
—No te llamaba para esto.
—Dime.
—Es sobre Sam. —frunzo el ceño extrañada porque no es que Sam sea un tema que hablemos mucho.
—¿Le ha pasado algo?
—¿Que? No. El está bien. —suelto el aire que había contenido sin darme cuenta y antes de contestar ella habla de nuevo. —Dice que le de tu numero de teléfono, que se lo ibas a dar, pero que al final no por yo que se que, aveces no le escucho mucho.
—Dáselo. —cuando me doy cuenta de que estoy sonriendo me obligo a ponerme seria. Lo ultimo que quiero en esta vida es darle la razón a Ethan.
—¿Habéis ido a correr juntos hoy?
—Relativamente si, yo estaba corriendo sola, el salía de su portal, me ha visto y se ha unido.
—Ah. —y su tono de voz suena extraño, pero enseguida hace como si nada y habla de nuevo.— Ahora se lo paso. Un beso Tina.
—Un beso pequitas.
—Que te den.
—Que alguien te escuche. —las dos nos reímos y es ella quien cuelga la llamada.
Nunca había experimentado con nadie lo que siento hacia Kaela. Es tan pura. Tan alegre. Que cuando estoy junto a ella siento que se me va a salir el corazón del pecho de todo lo que me provoca estar con ella. Parece que nos conocemos desde siempre y la confianza que me transmite ese hecho, me pone los pelos de punta.
Entre buscar un vuelo, hacer la maleta, acompañar a Ethan y volver ya ha oscurecido y en casa están preparados para cenar. Oliver, papá y mamá hablan en la mesa esperando a que llegue y en cuanto me siento la conversación se entrecorta cada vez que alguno se mete una cucharada de comida en la boca.
—Tina. —la voz de mi madre suena a advertencia cuando hago el intento de coger el teléfono que no deja de vibrar sobre la mesa de cristal. Odia que cojamos el móvil mientras comemos o cenamos los cuatro juntos.
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Ya no nos queda tiempo
RomanceValentina no tiene miedo de empezar su vida de cero. Hace pocos años que dejó el miedo a un lado y decidió quererse ante todas y cada una de las situaciones. Lo que no tenia planeado era conocer a Sam Walker en el viaje de camino a Los Ángeles. Sam...