21| Diferente

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VALENTINA

No recuerdo que nunca nadie me haya hecho sentir en completa calma entre sus brazos. Con unas simples caricias. Con un contacto. Pero Sam lo consigue y me siento confundida.

—¿Esta noche te puedo pasar a buscar? Quiero llevarte a un sitio. —y por como traga saliva y sus ojos se abren, se que realmente no tenía la intención de decírmelo, pero creo que está aprendiendo a hacer lo que le apetece hacer.

—Está Ethan en casa, pero haré que se quede con Oli.

—Puedo esperar. —me quita un mechón de la cara y me lo pone detrás de la oreja.

—No tienes porque hacerlo, pero si te echas para atrás házmelo saber, no te lo tendré en cuenta. —paseo mis manos por sus hombros y por los tatuajes que hay esparcidos por la piel de sus brazos.

—No tengo tu teléfono.

—¿Sam Walker me está pidiendo mi número de teléfono? —me pongo la mano en la frente y me echo hacia atrás como si me estuviera mareando, el niega con la cabeza sonriendo y suelto una carcajada mientras volvemos a caminar.

—Ha sido una estrategia tuya para que sea yo quien te lo pida.

—Créeme que no. —en realidad si que ha sido así, pero no lo admitiré nunca delante de el. En pocos segundos llegamos a su portal. El sigue caminando y yo me quedo parada.

—Te acompaño hasta tu casa. —corro hacia el y me pongo a su lado de nuevo.

—No hace falta, no me voy a perder.

—Yo no estaría tan seguro de eso.

—Hoy te has levantado gracioso.

—Es que hoy he dormido bien. —suelto una carcajada, pero no digo nada, al menos hasta llegar a mi casa unos minutos después.

—Ya hemos llegado, puedes irte.

—Quiero saber que entras sana y salva. —se cruza de brazos y aprieta los labios para no sonreír, pero yo si lo hago.

—Eres todo un romántico. —me rio de lo que yo misma he dicho y por fin sonríe.

—Entra ya, Valentina. —me pongo de puntillas, ignorando el calor que me genera en lo bajo del estómago que me llame por mi nombre, y pego mis labios a su mejilla. Me despido zarandeando la mano cuando ya estoy en la puerta y toco el timbre. Ethan me abre enseguida y sin pararme si quiera a saludarlo, subo escaleras arriba. Me asomo a la ventana de mi cuarto y veo a Sam mirando hacia arriba con una sonrisa inmensa en la boca. Zarandeo la mano enérgica mientras sonrío y él se despide con el mismo gesto volviendo por donde hemos venido.

Me tiro boca arriba en la cama y veo por el rabillo del ojo a Ethan apoyado en el marco de la puerta con los brazos cruzados.

—¿Que ha sido eso?

—¿A que te refieres exactamente?

—A esa sonrisa que traes.

—No se debe a nada. Me lo he pasado bien con el. Esta mañana he salido a correr, me lo he encontrado saliendo de su casa y ha corrido conmigo, después hemos desayunado, hablado, reído y hemos vuelto. —me pongo las manos en los mofletes obligándome a dejar de sonreír porque siento que voy a tener agujetas de lo mucho que me duelen.

—¿Tu a eso lo llamas 'nada'?

—Y me ha dicho que esta noche me quiere llevar a un sitio.

—¿A que sitio?

—Si me lo dice no tiene gracia. —suspiro mientras ruedo los ojos y niego con la cabeza como si fuese una dramática incomprendida. Me levanto de la cama y me deshago la coleta mientras camino al baño.

—¿Tu te fías de el Tina? —vuelvo la cara hacia el y frunzo el ceño.

—Me fio de el. ¿Tu no?

—Yo si, pero cuidado.

—¿Has hablado con Charlotte? —prefiero cambiar de tema cuanto antes, Ethan se pone excesivamente pesado con la protección.

—¿Y yo porque iba a hablar con Charlotte? —se sienta en el retrete y de mientras me desprendo de las prendas de ropa que llevo para meterme bajo el agua.

—Ayer noche querías llamarla. —niega con la cabeza y no dice nada. Ayer cuando me vino a buscar a la cocina, cosa que le tengo en cuenta, estaba bastante mas bebido que de normal. Se pasó todo el camino a casa lloriqueando porque le había quitado el móvil para que no llamase a Charlotte a las cuatro de la mañana y borracho para confesarle yo que se que.

—Todavía no se que debo hacer.

—Deja de pensar en lo que debes y piensa mas en lo que quieres.

—La quiero a ella.

—Pues ve a por ella Ethan, inténtalo.

—¿Y si no lo hago bien?

—De todo se aprende.

—¿Esos son tus consejos como persona que ha estudiado cuatro años psicología?—suelto una carcajada y asomo la cabeza por el borde del cristal con el champú en el pelo.

—Solo quiero que lo intentes Ethan, que dejes de hacerte daño y de hacérselo a ella. Que si algo no sale bien no pasa nada, los dos juntos podéis.

—¿Y si ya es tarde?

—No es tarde Ethan. Llámala y dile que te espere.

—¿Y si me dice que no?

—¿Y si dejas de pensar en 'Y si' y la llamas? —suelta un bufido y cierra la puerta del baño al salir.

Cuando estoy lista salgo con una toalla enrollada al cuerpo y otra en la cabeza. Ethan está en mi vestidor caminando lentamente de una esquina a otra con el móvil pegado en la oreja. Cojo una camiseta ancha, la parte de abajo de un bikini y salgo para dejarle solo de nuevo. Me estoy acabando de peinar cuando mi teléfono suena sin parar encima de la cama. Es Charlotte.

—Hola Boo.

—¿Te he dicho alguna vez que te quiero?

—Ajam. —sonrío aunque no puede verme y ella pega un grito de alegría.

—¿Como le has convencido?

—Ha sido el solo. A mi me ha dicho que te quería a ti y le he dado el empujón que necesitaba, pero no he tenido nada que ver en su decisión.

—Gracias por cuidar de el.

—Siempre voy a cuidar de los dos.

—También me ha dicho que tienes algo que contarme. —tendría que haber sabido que Ethan se iría de la lengua. El susodicho sale del vestidor con las manos en alto en son de paz. Lo voy a matar.

—Ethan no debería hablar tanto.

—Venga ya, es precioso que sonrías tanto.

—¿Te ha dicho algo mas?

—Si, que es por ese tal Sam.

—Yo a ti te mato. —suelto el móvil encima del lavamanos, Ethan corre escaleras abajo y logro subirme a su espalda y taparle los ojos, cosa que le gusta entre poco y nada, pero se lo merece, por hablar.

—¡Valentina! —intenta quitármelas pero no puede hasta que se tira al sofá conmigo a su espalda.

—Aprende a callarte y si no lo haces, al menos di la verdad. —me levanto de encima de el y camino hacia las escaleras hasta que su brazo me rodea el abdomen y corre hasta tirarme al sofá. Sus manos me hacen cosquillas y durante unos minutos me rio, está bien, pero me empiezo a agobiar y entonces Ethan para. Se queda de pie al lado del sofá mientras recupero la respiración, mirándome con los brazos cruzados y como si estuviese enfadado.

—No está mal aceptar que sonríes con alguien.

—Sonrío con todo el mundo. —hago que se tumbe encima de mi y enrollo mis brazos en su cuello abrazándolo.

—Pero cuando estas con él sonríes diferente. —sonrío levemente y alzo los hombros.

Ya no nos queda tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora