Capítulo 4 "No quiero estar aquí"

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Abro los ojos con lentitud viendo que estoy en una habitación muy linda de color beige

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Abro los ojos con lentitud viendo que estoy en una habitación muy linda de color beige.

Sigo mi pequeña observación, logro ver enorme armario, una ventana, sillón, escritorio y por último dos puertas; de la cual una me imagino que el baño y la otra l salida.

Me quito la sábana que cubre parte de mi cuerpo para ponerme de pie, entonces me doy cuenta que no tengo la última ropa que tenía. ¿Quién me la ha quitado? Inspecciono mi cuerpo con rapidez y no veo nada raro. Suspiro aliviada y me levanto.

Como un rayo los recuerdos de lo que pasó con mi madre llegan a mí mente, torturándome, porque sé que es mi culpa, yo debí hacer algo, no salir corriendo para salvarme. Aunque si me hubiese quedado, estuviera muerta, al igual que mi madre, algo que no me importa en lo absoluto, pues estoy sola en este mundo, así que todo me da igual.

Escucho la puerta abrirse dejando ver al a ese hombre que me encontró en el bosque mientras huía. Ese mismo que me aseguró ser un vampiro. Un ser que se supone no debería existir.

—Vaya, por fin despertaste.

—¿Cuánto tiempo estuve dormida? —Pregunto frunciendo el ceño. —En realidad la pregunta sería: ¿yo qué hago aquí?

—Bueno, estuviste  dormida todo el día —se encoge de hombros restándole importancia —. ¿Qué haces aquí? Creo haberte dicho anoche que eres mía, Alexia, por lo tanto tu lugar es al lado mío.

—¿Quién te crees que eres para tenerme aquí en contra de mi voluntad? Por si no lo sabias, eso es ilegal, puedes ir arrestado por secuestro —hablé mirándolo con molestia.

—¿De verdad crees que la justicia me da miedo? —suelta una carcajada haciendo que se me pusieran los pelos de punta—. Pero qué ingenua, ¿no me has creído lo que dije anoche?

—Lo único que sé es que estás drogado o tu fanatismo por las películas y series de vampiros, es muy fuerte como para que ahora pretendas ser ser uno de ellos —mi voz sale lo más gélida posible.

—No me provoques, Alexia —se posiciona frente a mí, así que me veo obligada a dar un paso hacia atrás.

—¿Me amenazas? Es que no entiendes que quiero irme, no te conozco y no me interesa conocerte.

—¿A dónde irás? Te recuerdo que no tienes familia.

—¿Mi ropa? ¿Dónde está?

—En la basura —dice haciendo que lo mire con reproche —. Melissa, mi ama de llaves, te traerá ropa limpia.

—De verdad no quiero estar aquí, ni siquiera sé tu nombre.

—Me llamo Alex Owens —él alza su mano para acariciar mi mejilla y yo ladeo la cabeza —. Te dejaré sola para que te cambies.

Una chica de unos 20 años, cabello rojizo, ojos negros, de tez blanca entra a la habitación al mismo tiempo que Alex se marcha. Ella se presenta como Melissa, me sonríe con dulzura y deja las cosas en la cama, luego se va cerrando la puesta.

Oscura obsesión |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora