Asustada le doy un leve empujón a Ryan. Mis ojos se fijan en Alex, quien nos está mirando con enojo. Él tiene su mandíbula apretada y sus manos vueltas puño.
Ryan lo fulmina con la mirada, yo no sé qué hacer. Veo como Alex se acerca peligrosamente a Ryan, pero se detiene y se gira hacia mí.
—Nos vamos.
—Alex...
—Nos vamos ya mismo.
Veo a Ryan suplicándole con la mirada y muevo mis labios pidiéndole ayuda.
—Alexia no irá a ninguna parte —espeta dando un paso al frente. Ambos se ven casi del mismo tamaño, la única diferencia es que Alex es un poco más alto —. Así que no se irá contigo.
—Tú no te metas.
Alex lo sujeta por el cuello de la camiseta. Miro a todos lados en busca de ayuda, pero algunos ya se han ido y otros simplemente no me prestan atención. No me queda de otra más que irme corriendo. Sé que Alex no le hará nada porque estamos en un lugar público.
—¡Vuelve aquí! ¡Maldita sea!
No miro hacia atrás. Él debe estar muy enojado, pero no es mi culpa. Además, yo estoy encerrada en contra de mi voluntad. Si vuelvo me tratará mal, yo lo sé. Abro la puerta, entrando a un cuarto pequeño donde hay algunas cosas de aseo.
Escucho unos pasos y cierro los ojos temblando del miedo. Me aferro a mi mochila rogando que Alex no me encuentre. De pronto, la puerta se abre con brusquedad dejando ver al hombre que me ha atormentado en mis sueños desde hace años.
—Por favor... —Él sonríe con burla y me sujeta por la manos sacándome de allí.
—No debiste. —Me saca arrastras del instituto, hasta llegar a su auto.
Mis ojos buscan a Ryan y veo que está con sus amigos. Jadeo al ver que está sangrando por la nariz. Su amigo Max, saca una camiseta de su mochila y se la pasa, de inmediato él echa la cabeza hacia atrás colocándose la tela en su nariz y así parar el sangrado.
—¿Qué le hiciste? —inquiero horrorizada.
—Nada grave. No como me hubiera gustado.
Enciende el auto y lo pone en marcha. Alex tiene su mirada fija al frente y yo me dedico a mirar por la ventanilla. Siento que me hará daño, lo presiento.
Él me lo advirtió.
Para cuando llegamos a la mansión, no espero a que Alex se baje, sino que salgo rápidamente. Mi sorpresa llega cuando siento su mano alrededor de mi muñeca y sin ninguna delicadeza me hala hacia la habitación.
Tira la puerta haciendo que me sobresalte.
—¿Qué te dije, Alexia? —Se pasa un mano por el cabello, posteriormente suspira con frustración y golpea la pared mientras grita furioso.
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Oscura obsesión |COMPLETA|
Vampiro-Hola, preciosa. Al fin te encontré -habla mirándome de arriba abajo con media sonrisa. -Qui... ¿quién eres? -mi voz sale temblorosa. -Tu dueño -dice con una sonrisa divertida, lo cual hace que un escalofrío pase por toda mi columna vertebral. Pero...