-Hola, preciosa. Al fin te encontré -habla mirándome de arriba abajo con media sonrisa.
-Qui... ¿quién eres? -mi voz sale temblorosa.
-Tu dueño -dice con una sonrisa divertida, lo cual hace que un escalofrío pase por toda mi columna vertebral. Pero...
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Tres años después.
Tres años en los cuales he sido muy feliz al lado de Alex, el vampiro que amo con la misma intensidad de cuando nos casamos.
Alex es el rey vampiro, ya que tres meses después de la boda, reclamó su trono.
Ahora vivimos en la ciudad, Alex me paga la universidad, decidí estudiar psicología. En ni vida de universitaria soy muy poco sociable, sólo tengo una amiga.
Cepillo mi cabello y hago una trenza desordenada, camino hacia el espejo y alzo mi blusa, toco mi vientre de seis meses. Sí, Alex y yo vamos a ser padres, cuando supo la noticia dio saltos de alegría. Y será un niño. Los primeros tres meses fueron horribles en cuanto a los síntomas, dado que todo lo que comía, de inmediato terminaba arrodillada en el retrete. Algo totalmente asqueroso, también por los mareos. En fin, ahora tengo unos kilos de más, aunque no me importa, porque después del embarazo iré a un gimnasio.
Estos meses he estado muy sensible, por todo lloro. Aunque Alex cuida de mí y siempre está pendiente de todo. Estoy tan sumida en mis pensamientos, que no me percaté de que Alex había entrado a la habitación. Siento que me abraza por la espalda dejando sus manos en mi vientre, y su barbilla en mi hombro derecho.
—Te ves muy hermosa. —Musita en mi oído.
—Gracias. —Alex me gira y se arrodilla enfrente de mí, besa mi vientre.
—Te amo, mi bebé. Te estamos esperando, tu mami y yo. Seremos muy feliz el día en que llegues a este mundo. —Sonrío ante sus palabras y acaricio su cabello. Alex nuevamente besa mi vientre y se pone de pie.
—Alex, el bebé será un vampiro. Es que no sé —digo abrazándolo.
—Será híbrido. —Toma mi barbilla para que lo mire a los ojos. —Mitad humano y mitad vampiro, por eso son las transfusiones de sangre, porque él quiere alimento y si lo hace de ti, podrías morir. —Ahora entiendo porque Alex habló con el médico y me hacen transfusiones de sangre. No me importa si es un híbrido, mi hijo es el amor de mi vida, aún sin verlo lo amo y estoy dispuesta a todo por él. Nunca pensé que algún día iba a formar una familia con Alex, y aquí estoy con seis meses de embarazo.
—Eres lo más lindo e importante que tengo, tú y nuestro bebé lo son todo para mí. —Me pongo de puntillas y beso sus labios.
Sonríe.
—Te amo, preciosa. Ustedes lo son todo para mí. Ya quiero tener a nuestro hijo en mis brazos. —Besa mis mejillas. —Vamos a cenar. —Toma una de mis manos y entrelaza nuestros dedos.
Nos dirigimos al comedor, en el cual Thomas yace sentado con su pareja, sí, mi abuelo encontró el amor, está con la dueña del taller en donde trabajaba cuando vivíamos en el pueblo. Ellos viven con nosotros, ya que Alex lo ve como su abuelo. Reí a carcajadas el día que le dijo abuelo. Así que son de la familia.