Capítulo 28 "Dolor por su ausencia"

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Alex

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Alex

Seis meses sin Alexia, seis meses sin su sonrisa, sin sus besos; todo este tiempo sin ella ha sido eterno, y peor aún cuando entro a la que era su habitación. Ya que enseguida llega hasta mí, su aroma, porque quedó impregnando en toda la habitación. La necesito aquí, conmigo; cada día que pasa el dolor en mi pecho aumenta por su ausencia.

Pensé, que, quizás después de tanto tiempo, no la iba a extrañar, o me iba a olvidar por completo de ella, así podría casarme... pero nada..., tampoco me he casado con la esperanza de regresar con Alexia.

He querido buscarla, pero no sé si sea conveniente, ya que ella misma se fue por su propia voluntad, me duele su ausencia. Sólo espero que Thomas cuide bien de ella y no deje que nadie le haga daño. Los cazadores no volvieron a atacar la mansión, creí que Ethan volvería por Alexia, sin embargo, me equivoqué. Lo último que supe de ellos, es que están buscando a Derek para matarlo.

Termino de organizar unos papeles y después salgo de mi despacho con dirección al salón. Quizá Dakota esté allí. No corrí a Dakota ese día porque sé que ella no tiene la culpa de nada, fue culpa mía de que Alexia nos viera en mi despacho. Debido a que la rubia no me obligó a nada, suspiro y la busco con la mirada. Pero no logro verla por ningún lado.

Me dirijo a la cocina en busca de Melissa, tal vez ella sepa algo. Al llegar la veo haciendo un zumo.

—Melissa. —Llamo su atención, ella de inmediato me mira. —¿Dónde está Dakota? —Pregunto frunciendo el ceño.

—Da... ¿Dakota? —Asiento cruzándome de brazos. ¿Por qué su nerviosismo? —Ella salió para el pueblo con Víctor. —Víctor es uno de mis hombres.

—Bien. —Con razón Melissa está nerviosa, ella sabe que desde que Alexia se fue. He cambiado con Dakota, soy más agresivo y no permito que salga a ninguna parte.

Escucho unas risas provenientes del salón, me dirijo hacia allá y la veo coqueteando con Víctor. Ella al verme palidece, pobre..., yo en su lugar también lo haría, porque sabe lo que le espera.

—Alex...

—Víctor, largo de aquí. —Asiente y se marcha. —¿Dónde estabas? —Inquiero con enojo.

—Alex, yo... Yo estaba para el pueblo. —Murmura con los ojos cristalizados.

—¿Quién te dio permiso?

—No estaba haciendo nada malo. —El miedo se ha apoderado de ella, lo sé, escucho como late su corazón.

—Te hice una pregunta. —Camino hacia ella. —¿Quién te dio permiso? —No dice nada, la sujeto por el brazo, y ella gime del dolor. —¡Responde! —grito exasperado por su silencio.

—Nadie. —Solloza con la voz temblorosa. —Alex..., por favor no me golpees —suplica intentando soltarse de mi agarre.

La arrastro hasta la habitación y la tiro en la cama, salgo de allí con dirección al sótano; después que tengo el látigo en la mano voy nuevamente a la habitación.

Oscura obsesión |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora