Alex
Me encuentro en la habitación de Alexia, no puedo permitir que ella me hable como le da la gana, y mucho menos decirme que le dará de su sangre a otro vampiro; siento que la sangre me hierve de tan sólo pensar en sus palabras. No lo voy a permitir y si lo hace..., sufrirá las consecuencias. Porque como se lo dije, no tendré compasión con ella.
Nadie toca lo que es mío, lo que me pertenece.
—Alex, lárgate. No quiero verte —murmura con desdén.
—Tenemos que hablar. —Mi voz sale firme. La abrazo y ella solloza, beso sus mejillas, Alexia se aferra a mi cuello y la sujeto por sus muslos, luego la alzo, ella comienza a besar mi cuello. Algo quiere, o algo pretende; sus muestras de afecto repentinamente, o sus caricias me lo dan a entender.
—Eres lo mejor que me ha pasado, eres mi todo — hablo en su oído. Camino hacia el sillón y me siento—. Pase lo que pase, no dudes de mí. Siempre te voy a elegir a ti.
—Si la mordiste después de que ella te lo pidió es porque sientes algo. ¿O me lo vas a negar?
—Siento cariño. Es todo —le digo mirándola a los ojos—, pero eso no significa nada. Yo lo la quiero. Si tan siquiera pudieras entender un poco sobre nosotros los vampiros.
—¿Qué debería entender? —Se remueve en mis brazos y se pone de pie—. ¿Que puedes secuestrar a cuántas mujeres se te antoje, y tenerlas a todas? Eso. —Me mira con molestia. —No sé por qué fui tan ingenua en creerte, tú jamás cambiarás.
—Alexia, te necesito a ti... —Doy un paso hacia ella, la sujeto por la cintura y la pego a mi cuerpo, por lo que ella se estremece. —Vamos, preciosa, no estés enojada.
—Hagamos algo. —La miro sin entender. —Te perdono lo que hiciste. Sólo si echas a Dakota de aquí —dice seria.
Sé que hice mal porque bebí de Dakota., pero ella fue primero que Alexia, he estado con ella desde hace tres años. Cuando sus padres murieron; aunque no estoy enamorado de ella, la aprecio. Y no puedo echarla de la mansión.
—Lo siento, pero no puedo. —Me separo de Alexia. Ella me mira con dolor, paso las manos por mi rostro y luego revuelvo mi cabello. —Pídeme otra cosa.
—Vete. —Señala la puerta, está enojada por lo que le dije. ¿Por qué las cosas con ella tienen que ser tan difíciles?
Observo sus hermosos ojos, sus labios. Sus mejillas rosadas... que ahora se encuentran húmedas por las lágrimas, me duele verla llorar, pero no puedo complacerla.
Siento que necesito de ella, de sus labios, tocar su piel. Tiene un cuerpo hermoso, todo lo queda perfecto.
Decido irme de allí, salgo de la habitación y me dirijo hacia el despacho. Escucho sus sollozos y eso me duele. ¿Por qué soy así con ella? No puedo evitarlo. ¿Por qué?Me he arrepentido muchas veces por haberla golpeado, a veces pienso en darle la libertad y que se vaya lejos de mí, pues ella a mi lado siempre va a sufrir, pero soy egoísta, así que no puedo. Por eso intento que las cosas funcionen; sin embargo, cuando estamos bien, siempre pasa algo que lo arruina todo.
Debo encontrar a Derek y acabar con él de una buena vez, él quiere matarla; quizás por eso mismo no le he dado su libertad. También está Jack que quiere asesinarla. Aunque yo creo que él tiene otros planes con Alexia, sólo que todavía no lo he hablado con ella.
Termino de organizar unos documentos, después de dejar todo al día, salgo del despacho y me dirijo a la habitación de Dakota, cuando llego, ella está envuelta en una pequeña toalla, observo la herida que tiene en uno de sus muslos. Lo bueno es que fue algo leve. No quiero que ella sufra, ya bastante tuvo con la muerte de sus padres.
No puedo negar que Dakota es hermosa, pero no tanto como Alexia.
Miro sus lindas y largas piernas, su cabello rubio que ahora está húmedo porque acabó de salir de la ducha, ¿debería echarla? No. No puedo... le prometí a sus padres hacerme cargo de ella.El día que ellos tuvieron el accidente, yo iba pasando y salí a ayudarlos..., pero era muy tarde, el padre de Dakota me hizo prometer que cuidaría de ella porque no tiene familia. Ese día se quedó sola. Sin hogar, sin familia.
—Alex —habla con suavidad y me abraza, le dedico una sonrisa y ella toma una de mis manos y la lleva hasta su rostro.
—¿Cómo estás? —le pregunto. Coloco mis manos en su cintura, la cargo y la dejo en la cama, tenía rato que no la veía sonreír así, desde que traje a Alexia aquí no la había ido a visitar, por eso le pedí a Thomas que fuera por ella, ya que vivía en otra de mis propiedades. Las cosas entre Dakota y yo han cambiado.
—Mucho mejor. —Me abraza con fuerza. —¿Es verdad que te vas a casar? —Noto tristeza en su voz.
—Sí, me casaré con Alexia —le respondo, pensé que se apartaría de mí, pero no. —No me dejes Alex— suplica con la voz quebrada.
—Dakota, ya todo ha cambiado. No podemos estar juntos.
—Yo no puedo estar sin ti —dice sollozando—. Eres a quien amo, yo vivo para ti, Alex, por favor no me dejes.
—Eres linda, Dakota. Puedes salir, viajar, conocer lugares. Yo te daría dinero para que hagas tu vida lejos de aquí, con todas las comodidades que quieras. —Acaricio su mejilla—. Podrás casarte, tener hijos. Tener una vida.
—Todo eso lo quiero, pero contigo a mi lado —me dice sosteniendo mis manos entre las suyas—. ¿Sientes esto? —Lleva mi mano justo donde late su corazón—. Te pide que no nos hagas esto, porque gracias a ti aún sigue latiendo, y si me conviertes como tú... estaremos juntos.
—Deberías aceptar la propuesta que te hice. Yo no te buscaré más, ¿por qué simplemente no te vas lejos de toda esta locura?
—Porque te amo.
La miro unos segundos. Ella me sonríe con ternura y suelto un suspiro de resignación.
—Te dejo para que te cambies. —Ella asiente y salgo de allí.
¿Qué hago con Dakota? Y si la mando otra vez en donde estaba, yo..., quiero estar con Alexia, pero no quiero que Dakota esté aquí todo el tiempo viéndonos juntos. Sé que ella se enamoró de mí, pero yo de ella no.
Subo a mi habitación, me doy una ducha, y me visto. Ya no escucho los sollozos de Alexia, lo más probable es que esté dormida. Vuelvo nuevamente al despacho, debido a que necesito arreglar unos asuntos. Al llegar me siento y apoyo los codos en el escritorio. Escucho unos pasos acercarse, y unos latidos de corazón. Tocan la puerta.
—Adelante —digo y veo quién entra por la puerta. Dakota.
—Hola. —Se acerca a mí y se sienta en mi regazo, me imagino que está así porque la mordí.
—Hola. —Suspiro. —Tengo que resolver unos asuntos. ¿Por qué que no vas por ahí? dile a alguien que te lleve al pueblo —digo amablemente, ella acaricia una de mis mejillas y después me besa, pero ladeo la cabeza.
—Alex, te necesito. —Rodea su cuello con mis manos.
—Dakota, por favor...
—Sabes cómo me pongo después que me muerdes —habla con sensualidad, se acerca a mí oído—. Te deseo.
—Sabes que no podemos... ya no.
—Te necesito, ¿recuerdas la primera vez que estuvimos juntos? —Asiento—. Quiero volver a estar contigo, Alex. Así mismo, con esa pasión y desenfreno, con esa lujuria que te caracteriza —Ella me besa con ferocidad.
No lo pienso dos veces y le sigo el beso, la subo encima del escritorio. Quito su blusa y ella mi camisa. No me detengo a pensar en nada..., estoy a punto de engañar a Alexia.
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Oscura obsesión |COMPLETA|
Vampiros-Hola, preciosa. Al fin te encontré -habla mirándome de arriba abajo con media sonrisa. -Qui... ¿quién eres? -mi voz sale temblorosa. -Tu dueño -dice con una sonrisa divertida, lo cual hace que un escalofrío pase por toda mi columna vertebral. Pero...