-Nos merecíamos un viaje, tanto trabajo es agotador.
-Recuerda que es un viaje de negocios, pero no quita que nos podamos divertir unos días.
-Será perfecto.
-Hola princesa.- Saludó el pequeño clon de Finn que había entrado a mi habitación.- Sapo.- Me burlé.
-¿Todo listo pequeña pulga?
-Sí pa, ay... perdón Finn.- Miré a Finn para ver su rostro.
Estaba completamente sorprendido por como lo había llamado Demián.
-No... no, está bien, no pasa nada.
-Bien, iré con Su.
-Adiós.
-¿Escuchaste eso?
-Es obvio que sí, sapo.
-Calla, engreída.
-No soy engreída.- Le tiré una prenda mía en el rostro.
-Va en la maleta, no en mi cara, oh espera.- extendió la braga de fino encaje.- No me importa si la quieres colocar en mi cara, mucho menos si va contigo pue...
-Oh cállate Wolfhard, nunca se te quitará lo pervertido.
-Lo dice la que lo oculta a más no poder.
-No soy una pervertida.
-Eres una engreída.
-No.
-Sí.
-No.
-Sí.
-Que no.
-Que sí.
-Idiota.
-Boba.
-Imbécil.
-Fresita.
-Ya verás sapo con pecas.- Lo perseguí por toda mi habitación, hasta que salió.- Voy a cortar cada riso de tu linda cabellera.- Le grité mientras bajaba las escaleras.
-Solo si me atrapas, niñita engreída.
-Parecen niños.
-SADIE.- Corrí para abrazarla.- Te extrañé zanahoria, ¿cómo la pasaste? No importa, arregla tus maletas, nos iremos a la playa.
-Lo sé, tu padre ya me había invitado.
-Amo tanto a ese hombre.
-¿Por qué parecía que estabas cazando sapos?
-Ahora tú zanahoria, sólo falta que Su me lo diga.
-Hola sapito.
-Es todo, me siento maltratado en esta casa, me has destrozado el corazón Su, jamás te creí capaz de algo así.
-Pero sabe que yo lo quiero mucho jovencito.
-Esto me recuerda tanto a los viejos tiempos.- Comentó la pelirroja.
-Fueron buenos tiempos, pero los que vienen serán mucho mejor.
-Finn, ____, tu padre quiere hablar con los dos.
-Ahora vamos.
-Sadie puedes bajar la maleta de Demián, por favor.
-Claro.
Tomé la mano de mi novio y nos dirigimos al despacho de mi padre.
El vuelo había sido nada, nada aburrido Finn siempre tenía una historia graciosa para contar, Sadie durmió en casi todo el viaje y Demián tomaba fotografías de las nubes con su nueva tablet.