-No quiero que se separen, de acá Tom y yo los vigilaremos.
-Cuida a mi pequeña Demián, confío en ti.
-Yo la cuidaré señor.
-Bueno vayan a jugar.
-Vamos Kate.
-Tu hija realmente es hermosa.
-Sí, salió a su padre.
-Uy! sí.
-¿Qué?.- Fingió estar sorprendido.- Si yo soy todo un galán.
-Se nota.- Respondí bromeando.
Tom y yo habíamos tomado tanta confianza que no se nos hacía raro o incómodo hacernos bromas, por más tontas que sean.
-Es obvio que estás completamente enamorada de mí.
Reí por aquello.- Quisieras.
-Pues si quiero.
-Ya vamos a jugar o pensaré que me estás distrayendo para que no me dé cuenta de lo pésimo que juegas en el boliche.
-Yo soy el mejor jugando, te ganaré.
-Ya veremos Hiddleston, ya veremos.
Empezamos el juego y con trampas como dice Tom yo gané, la tarde pasó rápido y ya casi se hacía de noche, buscamos a los niños y salimos del lugar para ir a cenar, no fuimos a un lugar de lujos ya que no era la ocasión y tampoco estábamos en estado, así que fuimos por unas hamburguesas y finalmente un helado. Los niños habían quedado exhaustos por lo que iban dormidos en la parte de atrás del coche.
-Llegamos.- Dijo Tom.
-Gracias por traernos.
-Gracias por pasar el día con nosotros.
-¿De qué hablas? Demián ama a kiri.
-Hm! Lo he notado.- Dijo con los ojos entrecerrados.- Lo que no había notado era que cada día te pones más linda y se ven menos rastros de tristeza.
-¿Pero que dices?- Dije susurrando y totalmente sonrojada.
Bajé la mirada y no duré mucho ya que Tom me tomó el rostro son sus dos manos y me besó, fue un beso lindo y muy tierno, me sentía protegida, sentía muchas cosas en ese momento, pero no era Finn al que besaba y me separé avergonzada.
-Cuídate Tom.
-Te quiero _____.- Le sonreí y bajé del coche. Cargué a Demián y entré a la casa.
-Hasta que llegas.- Habló mi papá y rápido me quitó a Demián de los brazos.
-Gracias, sí, lo siento, nos paseamos demasiado.
-Eso creí, bueno ve a descansar yo llevaré a Demián a su habitación.
-Gracias, que tengas linda noche.
-Igualmente hija.- Le di un beso y subí las escaleras. Estaba agotada, entre a mi habitación y tomé una rápida ducha, cuando toqué la cama no supe más.
Dos cosas me impidieron seguir durmiendo, la luz del sol y esa voz que me decía algo que no lograba entender.
-____, amor, despierta.
-Hm! Pa...- abrí los ojos como platos sin importar que la luz me cegara. Me levanté de tope y miré al responsable de aquellas palabras, era él.
-F...Finn.