-No es necesario Finn, no hay nada de qué hablar.
-Por favor.- Susurró y soltó al pequeño.
-Ire a...- Dijo sin saber que decir y salió de la habitación cerrando la puerta.
Me quedé ahí parada sin decir una sola palabra, no quería, ni podía verle el rostro.
-Te ves muy hermosa.
-¿Por qué Finn?
-¿Qué?
-¿Qué estás haciendo? ¿Que haces aquí?
-No soy el indicado para explicarte.- Caminé hacia la puerta con la única intención de irme.- Espera.- Dijo y con pasos rápidos me tomó del brazo.- Tu padre me ayudó mucho, me sacó de la cárcel, me dio un buen trabajo, cuidó de mi hermano y es algo de lo que estaré eternamente agradecido.- Dijo a mis espaldas.
-Sabes que no me refiero a eso.- Dije tratando de evitar las lágrimas a toda costa.- Solo... habla de una maldita vez, di lo que tengas que decir.- Dije soltandome de su agarre, aún estaba de espaldas.
-Lo lamento.- Dijo después de un largo silencio.
-No te entiendo.- Le dije aún sin mirarlo a los ojos.
-Te he hecho mucho daño, no soy bueno para ti.
-Ya me lo dejaste en claro desde hace tiempo.- No pude contra el llanto solo sentía como se empapaba mi rostro con mis lágrimas.
-No quiero causarte más eso, no quiero ser un obstáculo para ti, por favor, perdo...- Lo interrumpí.
-No tienes una maldita idea de cuánto he luchado para sacarte de mi vida, pero sabes... me ha sido muy difícil conseguirlo, no sabes cuantas veces quise ir a verte, rogarte para que no me me dejaras porque yo te amaba.- Le grité y me giré para verlo.- Lo eras todo para mí porque tú fuiste la primera persona a la que más amé, tú me entendías, me sentía protegida contigo, pero lo arruinaste, me alejaste. Creíste que era por mi bien, para protegerme y que no sufriera más, pero no sabes cuánto sufrí sin ti. Así que no vengas a suplicarme perdón porque tú decidiste esto, no yo.- Mis lágrimas caían por mis mejillas sin parar.- Pero gracias, encontré a alguien que me ama infinitamente y lo mejor es que soy muy feliz con él, así que cumple Finn, cumple tu maldita promesa y aléjate de mí.- Me acerqué a él.- Si alguna vez me amaste como yo a ti, cumple, por una vez en tu vida deja de ser un egoísta y aléjate de mí.
-Es la idea, se lo prometí a tu padre, a mí, haré las cosas bien, me alejaré, aunque en el fondo de mi corazón no quiera, lo haré. Solo espero que seas feliz, aunque no lo creas es lo que más quiero en esta vida, que seas feliz conmigo o sin mí. Espero que ese hombre pueda darte todo lo que yo jamás pude.
-No te preocupes, lo hará.
Se acercó a mí hasta que nuestros rostros quedaron a centímetros, su mano se posó en mi mejilla y limpió las lágrimas, me miró a los ojos y me sonrió.
-Cuídate linda.- Dijo por último y depositó un beso en mi frente.
Salió de la habitación dejándome completamente sola.
-No quiero que te alejes.- Dije en voz alta, mientras mis mejillas se volvían a empapar de lágrimas.