-Bien pequeño, necesitamos la crema de afeitar que usa rizos.
-Hay una en el baño del segundo piso.
-Perfecto, llevemos esto.- Dije tomando una cubeta llena de cosas que encontramos en la cocina como mostaza, mayonesa, un queso, el cual ya estaba vencido y otras más.
-Huele asqueroso.- Dijo el pequeño Demián, haciendo una cara de asco.
-Finn, nos matará.
Subimos sigilosamente a la habitación de Finn, éste seguía dormido en una rara posición, tomamos la espuma de afeitar y sin hacer tanto ruido la tiramos al rededor de la cama, me quedé en la esquina de esta y miré a demián.
-¿Listo?.- Susurré, el pequeño solo asintió y pegó un fuerte grito que hizo despertar a Finn este se levantó rápido de la cama y como lo habíamos planeado, se resbalo por la crema de afeitar, cerró los ojos por el dolor en su espalda y después los abrió, me miró y le tiré la cubeta llena de la mezcla asquerosa que habíamos echo demián y yo.
El pequeño bajó de la cama y se colocó a un lado mío, reíamos como unos locos al ver esa escena.
-Que mier...- Dijo y se limpió los ojos, nos miró y su cara era de enojo absoluto.
Demián, dejó de reír.
-____, ____.- Dijo y lo miré, su cara era de miedo y me dijo.- Deberíamos correr.- Mire a Finn y éste se estaba tratando de levantar.
-Eso será lo mejor.- Dijo Finn.
-¡Corre ____!.- Dijo y salió corriendo de la habitación, lo seguí y escuché el santo madrazo de toda mi vida, Finn se había resbalado por segunda vez.
-Me las pagarán, mi venganza será mejor.
Corrí y busqué a Demián, entre a su habitación y al parecer no se encontraba ahí, hasta que la puerta del armario se escuchó, fui hacia esta y la abrí, Demián gritó pero le tapé la boca.
-Shhh, nos encontrará.
-Escondete aquí.- Dijo y entre con él, cerramos la puerta y todo estaba completamente oscuro, no se veía nada, sentí que Demián, se acercó a un lado mío y me abrazó.
-¿Está muy enojado?.
-Completamente.
-Nos matará.
-No, solo se vengará.
-Y si se venga, ¿nosotros lo haremos igual?
-Claro que si, nadie se mete con ____ _____.
Duramos unos veinte minutos ahí y no se escuchaba nada, iba a empujar la puerta para abrirla pero se escucharon unos pasos que entraban a la habitación.
-Nos encontrará.- Susurró el pequeño.
-Shh, no lo hará.
La puerta se abrió dejando ver a un Finn recién bañado y con un rostro malicioso.
-Buu!.
-NO FINN, A ELLA NO LA MATES, YO LE DIJE QUE ME AYUDARA CON LA BROMA.
-Así que tú tuviste la idea pequeña pulga, salgan de ahí.
-¿Que nos harás?.
-Primero los dos limpiaran el desastre que hicieron.- Dijo y salió de la habitación.- Guerra quieren, pues ¡GUERRA TENDRÁN!.- Gritó.
-En que nos metimos, pequeño Demián.