-Y ahora que harás?.
-Pues tendré que hacer todo lo que él diga.
-¿Como que cosas?.
-No lo se.
-¿Serás su esclava?.
-No se.
-¿Serás su sumisa?.
-Mierda, que no lo se Sadie.-Dije fastidiada.- No se que es lo que me va pedir que haga.
-Bueno, perdón.- Dijo con un tono de voz muy bajo, suspire.
-Esto no me traerá nada bueno.
-Pero... para que aceptaste.
-Y aún lo preguntas, él podría arruinarme.
-Pero hablando se arreglan las cosas, tú también sabes cosas que lo podrían perjudicar.
-Pero a él no le importaría, además con Finn, no se puede hablar.
-Entonces estás bien frita.- Dijo tomando sus cosas para salir del colegio.
-Gracias por tus buenos comentarios, eso me tiene más tranquila.
-¿Estas enojada?.
-No, como crees, ¿yo enojada?, pff.
-Parece que si lo estás.
-Es sarcasmo Sadie.- Le dije saliendo del colegio. Tomé mi celular y empecé a ver la barra de notificaciones.
-Alerta roja, dos punto, cuatro cero, pájaro en el alambre, SOS.- Empezó a decir la pelirroja, coloqué mi vista en ella y la miré sin entender nada de lo que decía.- Finn, babosa.- La miré más confundida que nunca.
-¿De qu...- No terminé de decir ya que está se quitó y miré al frente, ¿qué hacía él aquí?.- Sadie, hay que huir.
-¿Estás loca?, nos matará.
-No seas ridícula.
-Lo siento, pero yo no moriré a mi corta edad.- Dijo mirando como Finn se acercaba poco a poco.
-Tienes que sacarme de aquí.
-El busca a la catedral, no a la capilla.
-¿A que te refieres?.
-Me refiero a que te amo con toda mi alma, con todo mi ser, pero...
-Hola.- Dijo el ruloso.
-Me voy.- Dijo mi amiga y se dio la media vuelta para salir hullendo de ahí.
-Finn Wolfhard, ¿qué haces aquí?.
-Sube al auto.- Dijo con la expresión más fría que podría haber visto.
-¿Qué?, no.
-Dije, sube al auto.- Habló y se acercó más a mí. No dije nada más y hice lo que me pedía, él repitió la acción y arrancó el auto. No quise decir nada más y dejé que él sólo conduciera.
No sabía a donde se dirigía, tenía tantas ganas de preguntar a donde carajos íbamos pero no era capaz de decir una sola frase en esos momentos, tenía miedo a lo que pudiera decir o hacer. Cerré mis ojos y los apreté con fuerza, el auto paro pero no me hizo pensar que ya habíamos llegado sino que estábamos en una señal de alto, abrí mis ojos lentamente y giré mi cabeza para mirar a Finn, él tenía su mirada puesta en mí y recorrió cada centímetro con ella. Paró justo en mis ojos y el calor en mis mejillas empezaba a subir, dejé de mirarlo y agache la mirada para que mi cabello ocultara el enrojecimiento en mi rostro.
-Es increíble como te puedes poner en ese estado con solo una mirada.- Dijo y aceleró, no dije nada, pero era verdad su mirada era tan intimidante que me ponía los nervios de punta.
-¿A dónde me llevas?.
-¿Te dije que eres muy preguntona?.
-No.
-Pues eres muy preguntona.
-No se nada de ti.
-¿Y para que quieres saber de mí?
-Para saber en que lío me estoy metiendo.
-No será que te gusto y por eso quieres saber de mí.
-Claro que no.
-¿Entonces para que?.
-No es normal que una adolescente de dieciséis años se suba a un coche con un hombre al cual no conoce.
-Me parece muy normal.
-Me parece que eres un idiota.
-Bien, hagamos algo, cada vez que nos veamos tendrás derecho de hacerme sólo una pregunta.
-¿Sólo una?
-Sólo una.- Dijo y paro el auto en la entrada de una casa.
-¿Dónde estamos?.
-En mi casa.- Dijo y bajo del auto, repetí su acción.
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