-Es muy linda.- Dije una vez que entre a su casa.
-Gracias, ¿quieres algo de beber?.
-Me encantaría.
-Ahora vuelvo.- Dijo y continúe mirando su casa, era muy grande, no cabía duda alguna de que al menos tenía seis habitaciones. Esto parecía un palacio.- Aquí tienes.- Dijo entregandome el vaso de jugo.
-Gracias, confío en que no tiene alguna sustancia que me matará o drogara .- Este sólo sonrió.
-No le puse nada niñita engreída.
-Mmm... Ya tengo una pregunta.
-Pero de que hablas mujer, ya me habías hecho una pregunta.
-No es verdad.
-Claro que si, me preguntaste que en donde estábamos y yo te dije que en mi casa.
-Eso no es justo.
-Que triste, perdiste tu oportunidad.
-No.
-Si.
-No.
-Si.
-No.
-Terca.
-Tramposo.
-Engreída.
-Presumido.
-Boba.
-Idiota.
-Si lo soy.
-Ya, Finn.
-Bien.
-Si, ¿Por qué estabas tan interesado en saber quién era la reina de las carreras?.
-Eso me tenía dando muchas vueltas, me volvía loco no saber quien se escondía en ese casco.
-Y ahora que lo sabes, ¿que es lo que quieres?.
-Oye ya te respondí tu pregunta.- Dijo levantándose de su asiento y llendose a lo que parecía ser la cocina, simplemente lo seguí.
-Pero también puedes responder está.- Dije y solté una sonrisa de oreja a oreja. Finn sólo me miró con los ojos entre cerrados.
-Buen intento, mi respuesta es no.
-Finn.
-¿quieres hacer algo en especial?.
-Oye no, ¿para que me trajiste a tu casa?.
-No más preguntas.
-Bien, me iré.- Dije dando media vuelta y dando solo cuatro pasos.
-Hey, no.
-Si, de que sirve que yo esté aquí.
-Bien.
-¿Para que vinimos a tu casa?.
-No se, solo estaba aburrido y quería una distracción.
-¿Y yo por qué?.
-No había otra persona.
-Jack.
-Está con su madre.
-¿Tienes familia?.
-No.
-¿Vives solo?.
-Si.
-¿Tienes novia?.
-¿Por qué haces tantas preguntas?.
-Soy curiosa.
-Eres estresante.
-Si también.
-¿Qué quieres hacer?.
-No lo se.
-¿Tienes hambre?.
-Siempre tengo hambre.
-¿Quieres que te lleve a comer algo o te preparo algo yo?.
-¿Sabes cocinar?.
-Ay por Dios.- Dijo y se dio media vuelta para perderse entrando a la cocina.
-Espera.- Dije y lo seguí.- ¿Que harás?
-Lasagne.
-Me sorprendes demasiado.
-Hay muchas cosas que te sorprenderán de mí.
-¿Qué?, Ahora puedo imaginar que tienes un hijo y vives solo aquí con él.
-Finn.- Abrí los ojos como platos al escuchar la voz de un pequeño niño.