Historia, esa aburrida clase en la que quisiera solo dormir, pero no, sería vulgar que la hija del hombre más millonario haga eso.
Ahg!
Hay veces en las que solo quisiera ser una chica normal, invisible, que nadie ponga su mirada en mí como si fuera una cosa extraña. Sonó el timbre que indica la salida, tomé todas mis cosas y salí del salón. Sadie no había asistido a clases hoy, la pobre había tomado un resfriado.
A Finn no lo he visto desde hace tres semanas, tampoco he hablado con él, supongo que sigue molesto por lo que dije o simplemente solo ha de tener asuntos que atender.
¿Lo extraño?, si, mucho.
Diablos! Lo extraño demasiado.
Hoy caminaría, no tenía ganas de pedir algún taxi o tomar el camión, mucho menos hablarle al chófer, nunca me ha gustado eso.
Uno, dos, los pasillos están despejados, salí del colegio y el aire chocó contra mi rostro, me abracé con mis brazos, empezaban aparecer las épocas del frío, ¿pero que?, aún no termina septiembre. Miro al cielo y este está completamente nublado, solo lloverá, no le tomo mucha importancia, si me mojo estaría muy bien para mí, así me enfermo y no asisto a clases, son tan aburridas si no está la pelirroja.
Paro en seco cuando veo ese carro, es su carro, pero, ¿qué hace aquí?, me acercó lentamente para verificar que si sea él, el carro estaba solo, no había nadie dentro de el, tal vez solo me confundí de carro. Giré para retomar mi camino pero me topé con alguien.
Finn.
Ahí se encontraba él, su mirada estaba clavada en mí mientras le daba una calada a su cigarrillo. Mi corazón se aceleró, rayos es tan guapo.
-H-hola.
-Vamos.
-¿A dónde?.
-Tenemos que hablar.
-¿Sobre que?.
-Solo sube ____.- Dijo tomando mi brazo para que subiera al carro.
-Sueltala.
-Disculpe señora pero son asuntos de ella y míos, no se meta.
-Tengo todo el derecho de meterme, es mi hija.
Finn no dijo más y me soltó, apretó su mandíbula de la furia, se le notaba a simple vista.
-Mamá.
-No digas nada, ve al auto con el chófer.
Miré a Finn.
-Ve.- Susurró.
Solo asentí, le di una mirada rápida a mi madre y corrí al carro del chófer.
(...)
-Se la clase de persona que eres, así que aléjate de mí hija si no quieres terminar tras las rejas.- Dijo y se dio media vuelta para después subir al carro y desaparecer.
Mierda!
Por mi culpa ____, estará en serios problemas, solo temo no volver a verla.
(...)
-¿En que estabas pensando?.- Dijo mi madre gritando.
-Ya te dije no lo conozco, solo me preguntaba sobre una calle.
-No soy estúpida ____, se que te ves con él, no se que pasa por tu cabeza.
-Y que si me veo con él, nunca entenderás.
-No es una mala persona.
-Tú no puedes saberlo.
-Tú tampoco.
-No se quien eres, yo no te eduqué así.
-Basta mamá, estoy harta de que siempre me controles, ya no soy una niña, entiende, me estás jodiendo la vida con tu maldita mierda!.
Al parecer su enojo aumento, me dio una bofetada, solo tomé mi rostro y una lágrima caía.
-No soy como tú, no quiero ser como tú, ¡NO ME QUIERO CONVERTIR EN LA MIERDA QUE AHORA ERES!.
Fue lo último que dije, subí corriendo a mi habitación y me encerré, odio mi vida, odio que mi madre siempre esté controlando me. Me tiré llorando a mi cama, no quería saber nada más, no se cuantas horas pasaron, solo se que caí en un profundo sueño.