Capítulo 2. Wyde

2 0 0
                                    

Sonrío, enderezando las mancuernas de mi chaqueta.

La molestia se agita en mi pecho por el hecho de no poder verla tan detalladamente como me gustaría hacer. Mi estómago se aprieta, le echo una ojeada, recorriendo su cuerpo, con una ajustada camiseta de botones y corbata a cuadros de distintos marrones. Sus brazos están por debajo de sus pechos y su mirada va y viene entre Leighton y yo.

Definitivamente no pertenece a un lugar como este.

Una emoción dispara directamente a mi polla, haciéndola palpitar y endureciéndose en un escudo impenetrable; mi mente imaginándose todas esas maneras en que podría embestirla... Y no hay muchas chicas que inspiren una reacción en mí, y el hecho de que esta chica lo haya logrado despierta mi curiosidad e interés al verla salir hecha una indomable furia.

Leighton está respirando con dificultad, y puedo ver el rápido ascenso y descenso de su pecho bajo la camisa que les obligan a los pijos a llevar.

Sonrío al leer la puerta que esa chica mencionó en la que le llamaban chupa-pollas y en la que, justo al lado, está escrito su nombre y habitación.

Heather May Juliet Fields.

Sus brillantes ojos hacen casi juego con su cabello y resalta en ella la suavidad que esconde. Le da cierta vulnerabilidad que contrasta con su poderoso aire de seguridad que desprende.

Y hasta que diga lo contrario, ella va a ser mía.

Leighton está hablándome, sin embargo, no la escucho.

Si decido poseerla, no tendrá oportunidad de resistirse.

Asiento, obligándome a respirar.

—¡Esa puta engreída! —Oigo su exhalación de exasperación—. ¡Diez mil visitas en menos de dos minutos! Como descubra quien está tras esa cuenta, voy a destrozarlo...

—¿No fue ella?

Se produce un silencio, mientras que su mano baja con el móvil sostenido con fuerza en ella. Sus uñas acrílicas rojas impactan una y otra vez en la pantalla.

—No sabe cómo usar un móvil... ¡Es una inepta que sus padres abandonaron! —Carraspea, soltando una risa maliciosa—. No los culpo —dice. Vale, me está empezando a aburrir... Cojo de su bolso de marca un pintalabios cualquiera, ante su atenta mirada, y paso la superficie por la puerta, mis anillos rascando el metal del labial—. ¿Qué coño estás haciendo, tío? —Se acerca a mí, con cara de asco—. Me costó sesenta dólares, Trevor.

Termino de escribir mi nombre y mi número de móvil, cuando le devuelvo el labial, sonriendo.

—Ahora un poco menos, nena. —Poso mi lengua en mi labio superior, mirando su boca—. Y yo soy Wyde.

Dulce Caída [TERMINADO] (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora