Capítulo 21. Heather

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Bajo la sudadera empapada tanto como puedo y, tras recuperar algo de mi compostura, me dirijo a la entrada de su dormitorio. Alcanzo el pomo y, cuando la puerta empieza a abrirse, comienzo a dudar. Después de escudriñar el pasillo en busca de sombras inoportunas, me dejo caer en el borde.

Por alguna razón, Adler debe escucharme, porque la puerta es abierta ante mis espaldas.

Me mira entre curioso y confundido.

Me levanto del suelo y, cogiéndolo de la mano, nos llevo a ambos al interior de su habitación. Adler se suelta y sigue con su vista en mí.

El mobiliario es oscuro sin ser pesado, y los únicos colores son el azul grisáceo, el gris y un marrón caramelo. Aparte de una bolsa de lona abierta en el suelo, no puedo hallar una cosa que parezca personal o esté desordenada y fuera de su lugar, nada que me dé una pista de lo que le interesa a Adler.

Todo está extremadamente limpio y el olor a caramelo se entremezcla con el de algún desinfectante.

Infiernos, me da hasta apuro pisar el suelo por si se lo mancho.

Cierro la puerta y cojo aire antes de expulsarlo.

—Necesito pedirte un favor.

Se me han bajado las defensas a los pies. Si alguien quiere conquistar este castillo no encontrará mejor momento para atacar.

—¿Estás bien?

—No.

Me rodea con los brazos y me acuna contra su pecho, y yo doy rienda suelta al llanto y me permito moquearle la camiseta que lleva puesta.

No sé si seré capaz de volver a respirar algún día.

—Es solo una tontería —consigo susurrar.

Su olor me resulta muy familiar a estas alturas. Y me encanta. Huele muy muy bien... Pero la ternura con la que me trata me da más ganas de llorar.

—No es una tontería si te está haciendo llorar.

Echo un vistazo a mi cuerpo, a mi pantalón de chándal gris arremangado que está completamente mojados.

No soy capaz de controlarme.

No sé cómo responder a eso.

Mi cuerpo se calienta con anticipación, finalmente voy a tocarlo. Inhalando su aroma a caramelo, me acerco para nuestro primer beso. Sin embargo, Adler retrocede y se pone rígido en el que nuestros labios se tocan.

—No —me detiene—. Esto no está bien, Heather, ni para ti, ni para mí. No estás en condiciones para saber lo que sientes y, maldita sea, eres menor.

Sacude la cabeza y hace ademán de ponerse rígido.

—¿Puedo pasar la noche aquí?

Se inclina hacia mí y me da un beso muy suave en la mejilla.

—¿Necesitas ropa?

No me ha respondido, pero me tomo su pregunta como respuesta.

Sonrío.

—Sí... No quiero ir a mi habitación y... no quiero que tus hermanos sepan que estoy en esta habitación.

—Gírate. Tengo que cambiarme.

Sus ojos se entrecierran y observo a través del reflejo del cristal de la ventana como se saca su camiseta antes de ponerse otra por encima de su cabeza. Sus pantalones caen al suelo, y me veo a mí misma haciendo todo lo posible por apartar la mirada, pero no puedo.

No soy capaz de controlarme.

—¿Quieres ducharte?

—Uhm...

Dulce Caída [TERMINADO] (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora